lunes, septiembre 05, 2005

Mucho ruido y pocas nueces o El melón de P o dos o tres segundos de ternura



Fin de semana. Este trabajo me está dejando mate y lo paga el fin de semana. Llego el viernes a hora prudente. Algún problema físco. Me quedo en casa. Veo los cactus crecer. Seis días sin tomar café. Duermo como un tronco

El sábado cae como otro tronco mirándome como un perro que quiere salir a mear. Voy el mercado con D. Vemos carabineros y langostas vivas, pero sólo compro tomate maduro y poco más, ¡ah! y gambas para croquetas.
Y en el coche de vuelta:
¡Oh! ¿Y esto que está aquí, qué es? Bajo el asiento del copiloto ahí está el melón de P. Me siento Proust pero sin magdalena, con melón. El melón que pone en marcha el motor de mis anhelos y de años de perseverancia. ¡¡El melón de P!!!

Mediodía. Lavadora de oscuro llena de camisetas rojas y pasta de croquetas con las gambas; La bechamel sale algo líquida. No pasa nada. Si le meto frío en su corazón y podré moldear cada croqueta como se moldea a los buenos empleados. Ha llamado V. Quedo para merendar con A. Quiere saber cómo es ella y yo le digo la verdad. Es buena. Me hace trabajar y me canso, me implico y me canso. Terraza de Conde Duque con C y A. ¡Qué buena pareja! Me estremecen las grandes mujeres Lo mejor del último año. Me cuentan sus pasiones y me recuerdan que el hombre ha perdido el rumbo, que le espera un siglo difícil. A ellas también pero no por su culpa. Vuelvo oír lo de necesito chicos de menos de veinticinco. No me molesta. Tres cervezas sin alcohol. Tres personas.

Domingo sin País. En el cajero todavía no hay nómina. Pobrecilla, la van a descuartizar cuando entre. Me la juego al Reina Sofía. Me apetece más la compañía que Gris, que también está gris, y G también. Nos cruzamos las salas en diagonal así que nos vamos al bar. G ha conseguido dejar de llevar en su coche a la compañera de trabajo que odia. Ha necesitado meterse en un gimnasio de San Sebastián de los Reyes. ¡Qué gran pasión y gran argumento!. Vuelvo corriendo a casa como me pasa últimamente que salgo, hago lo que sea y vuelvo a la ratonera. Los cactus están bien. Tenis. No puedo con el saque de N; nos hacemos un set cada uno. Envidiable N, cada día más; y B, claro. En un cambio de pista suena móvil. M en Canarias. En el mensaje posterior me riñe por no coger el teléfono. Flipo. Un litro de gazpacho con los tomates de ayer. No amaso las croquetas, pongo el réquiem de F digo de Fauré. Llamo a M en Canarias. Es como yo, responde mejor en lo excepcional que en lo cotidiano. Le cuento lo del melón. Bien. Escribo esto. Me salen 25 croquetas. Si alguien quiere...

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Quiero 4 croquetas, para esta noche,please..........

2:31 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Algunos fines de semana parecen el fin del mundo (o de la vida de uno)
Pico

4:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

O sea, que mejor no salir de lo excepcional. Estamos en ello...aunque dos o tres segundos de ternura me hacen cambiar de opinión, la carne es débil.

7:33 p. m.  
Blogger Pedro Valdés said...

mmmmmmm si fueran de pollo o de jamón...

11:39 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias

A

2:46 p. m.  

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