viernes, octubre 28, 2011

colapso

Se había subido a la palabra encrucijada como si la semántica volase en alfombras mágicas. Tan grande era su sensacion de caos que se sintió un icono de sí mismo cruzado con un aspa gigante en el mapa de google earth. Exhausto de libertad y de franqueza era incapaz de comunicarse siquiera con él mismo dando por finalizadas las posibilidades de hacerlo con el resto del mundo. Se hizo pequeño, como aquel hombre menguante en blanco y negro y saltó de tecla en tecla a lo largo del piano infinito de Wim Maertens. Buscó en el baúl del futuro un volante para el presente pero no había nada. Cuando desapareció la cortina de humo muerto pretendió ver el teatro de la vida con más claridad, pero su butaca era de poca o nula visibilidad y quiso entonces ser un ticket de cartón y arrojarse al contenedor azul, y que su último acto fuera respetuoso con el medio ambiente.