lunes, abril 18, 2005

Lágrimas de humo

Conocí a alguien parecido hace diez años. Se llamaba Pablo y estuve bastante cerca de enamorame de él. Era lo más parecido a un ángel que he visto en mi vida. Hace un mes conocí otro ángel.

En la oficina.

Se sentaba a mi lado y sólo eso era para mi un motivo de alegría diario. Atractivo, cultivado y con sentido del humor me sentía realmente a gusto con él. De hecho, llevo tres años sin incorporar a nadie en mi vida y ya me había hecho ilusiones. Nuestras vidas eran diferentes pero podríamos llegar a ser amigos.

A los quince días, por motivos diversos, las cosas se pusieron mejor todavía, pero le empezó a molestar el humo de mis cigarrillos. Yo ponía seis sentidos en que no le llegase lo más mínimo. Empezó a carraspear, a toser y a poner malas caras. Realmente en mi redacción se fuma como en todas partes pero yo me esmeraba en no molestar. Las cosas empeoraron y casi pierdo un par de lágrimas el día que me dijo abruptamente que debía sentarme en otro sitio, que ya no aguantaba más. Yo le expliqué que para mí lo más importante era estar cerca de él pero él empezaba a odiarme más que a mis cigarrillos. Hicimos un pacto: fumaría dos cigarros por la mañana y dos por la tarde, lo que suponía rebajar mi consumo un 300%.
Lo conseguí

A mitad de una canción preciosa de Caetano Veloso le comenté lo bonita que era y me contestó de manera brusca por estar fumando uno de mis cigarros permitidos. Ya no soportaba ni uno más.

Esta mañana he cogido mis trastos y me he cambiado de mesa. Estoy en uno de los peores sitios de la oficina. Prefiero que me molesten a molestar. Estoy realmente triste y el blog lo lleva notando varios días.

Ahora él tiene una compañera que no fuma.

Seguro que tampoco le va a querer lo que yo le hubiera querido si me hubiera dejado

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

jo

5:52 p. m.  
Blogger el que es como yo said...

Diego dice que soy un ángel. Yo creo que soy un ángel que calza botas con tachuelas cuando baila con sus compañeros de redacción. Ángel torpe que pisa pies allí por donde pasa, especialmente tus pies desnudos. Ángel ciego incapaz de ver que vas descalzo por la vida. Ángel egoísta enfocado en la satisfacción de sus propias necesidades. Ángel insensible con un muro en vez de piel ante el cariño de los demás. (Si lo dudas pregunta a Andrea.)
Torpe, ciego, egoísta, insensible. Y yo le pregunto a Diego: ¿quién necesita demonios teniendo un ángel así tan cerca? Espero que puedas perdonarme. Porque soy un diablo que odia hacer daño. Y por favor, cálzate unas buenas botas, Antón. Porque vamos a seguir bailando juntos en esta oficina por mucho, mucho tiempo. Y no pienso prescindir de tu buen rollito conmigo.
De momento no voy a quejarme nunca más de tus cigarrillos.
Y segundo pienso visitar tu blog todos los días.

2:29 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home