lunes, junio 06, 2005

Monasterio



Doce horas de hoy por la mañana. Después de un café en el Miranda me pego un baño en la sombra que hace el monasterio. Me guío por el olor a boj. La puerta que da a los jardines está cerrada. No hay turistas ni viajeros. Me atrevo a girar el pomo de una puerta de muchos siglos. No respeto la historia y me cuelo. Ahí está el jardín como si fuera mío. Entro. Vuelvo a cerrar la puerta. Me siento experto, veterano.

Me siento Austria. Me dan ganas de comer estofado de liebre y perdices escabechadas

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Especifica. ¿Como cual de los Austrias?. Welin

6:08 p. m.  
Blogger anTón said...

Como Belinda IV

6:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Comemos esta semana aunque no haya perdices? Welin.

6:28 p. m.  
Blogger juanra said...

Muy wapo el post. A mi novia (joder, entonces tenía novia...) y a mí nos dieron una vez, en Segura de la Sierra, la llave de un castillo en el bar del pueblo. La llave pesaba como un kilo. Y el castillo era de romancero. Yo empecé a imaginar catapultas y marmitas de aceite hirviendo (el contacto con la historia me pone muy bélico) y me puse a recitar a Garcilaso... Lo cual, debo decir, no causó gran impresión en mi novia. Por cierto, luego no comimos liebre ni perdiz escabechada. Pero sí atascaburras y gazpacho manchego.
Saludos antón, me encanta tu tos.

11:11 p. m.  

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