miércoles, mayo 25, 2005

¡Orden!



No recuerdo cuando empezó el desorden. Supongo que cuando dejé de temer a los demás y empecé a temerme a mí mismo. Un par de errores y todo se descojonó.
Sí recuerdo cuando quise empezar a ordernar el caos (abril 2002)pero no hay manera. Ni la rutina me libra de esta sensación de desorden. Creo que moriré con ella. ¿Qué le vamos a hacer?

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

eres casi el unico que tiene un orden de prioridades real, que dice y hace casi lo mismo, supongo que es el orden propio de los sentimientos, sentimentaltón

2:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Creo que el orden es importante en la vida. Casi tan importante como el desorden pero, a su vez, el desorden tiene que ser mínimamente ordenado, porque si no acaba con uno. En mi oficina, el orden se mantiene gracias a dos máximas que nunca nos saltamos: "Abro carpeta" (señal de que todo lleva su orden) y " a esto hay que echarle una pensada" (últimamente a todo hay que echar pensadas). Gracias a ellas todo funciona. Más allá está el caos. Indudablemente, ambas han superado con creces a "sincarátulaninada".

2:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Que pasó en Abril del 2002?
¿Cuando empezaste a deajr de temernos?
¡Fechas, quiero fechas!

2:59 p. m.  
Blogger Andrea said...

Un poco de desorden en la vida no viene mal de vez en cuando.
De todas formas no siempre hay que intentar ordenar el desorden, a veces viene bien crear un nuevo orden.

3:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pico:

Orden y desorden...todo está en tu cabeza.

Ahí afuera no hay nada de eso...bueno sí paranoias con leche y unos churritos

Un beso, anTón

3:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

EL EFECTO KULECHOV...WELIN.
Viendo las fotos que, casi siempre, añade Antón, he recordado una de las pocas pocas cosas que me gustaron de mis estudios de periodismo. El efecto Kulechov es algo así como la prueba definitiva de que el significado e incluso el valor de las cosas depende de aquello que las rodea. En un principio este efecto se descubrió en el cine. Vosotros mismos podeis llevar a cabo un experimento mental para captarlo: Cójase el primer plano de un actor sonriendo, lo más asépticamente posible. Añadásele después otro plano de una mujer desnuda. Tendremos entonces un magnífico pudin de lujuria. Si en vez del plano de desnudo insertamos otro de un suculento plato de caviar, voilá, lo que tenemos es el retrato del apetito. ¿Y si ponemos el plano de un hombre que se resbala? Ah, bueno, entonces, la sonrisa del hombre tendrá un toque de crueldad. Así lo explicaba mi profesor. Pero, desde entonces, he descubierto que el efecto Kulechov lo inunda todo. Lo aplicamos cuando juzgamos a las personas de acuerdo a sus parejas -¡no puede ser muy lista viviendo con ese imbécil!-, cuando creemos que un mal comienzo conduce a un mal final o cuando se nos quitan las ganas de votar al PSOE después de escuchar a su secretario de organización, José Blanco. La vida y también este blog es territorio Kulechov. Así que pensad por qué Antón escoge las imagenes. Cada una merece su atención.

3:11 p. m.  
Blogger el que es como yo said...

Una vida desordenada sólo te lleva a perder el tiempo intentando encontrar lo que de verdad te interesa. Sólo en el orden puedes vivir realmente como quieres.

5:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es posible, pero hay que mantener una parte de la vida en desorden, sino es un poco desesperante. Es igual que ese cajón que tenemos que tener en casa para echar todo lo que no sabemos donde poner.

10:41 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Los amigos te leen.
Te pueden leer los que no te conocen pero saben quien eres, los que te conocen poco, los que cada vez te conocen más en este blog y menos en el directo de tus dias. Y yo que creo que no te conozco pero a lo mejor si.
(Me estoy contagiando de el estilo literario reinante por aqui. Impregnado de melancolia ultimamente.)
Acabo de descubrir que "el que es como yo" no eres tu mismo qu ete autorespondes, sino otro y que además no admite comentarios externos al blog. Él al menos se protege un poco.

11:15 a. m.  

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