jueves, mayo 19, 2005



Me he comprado un bocadillo de tortilla. El pobre llevaba encerrado en papel trasparente ocho horas y ha cogido ése aroma a bocata de piscina. Yo iba a piscina militar. Sólo una chica se atrevía con el bikini y a la pobre la ponían de puta para arriba. Las demás iban siempre con una camiseta encima del bañador (entero por supuesto) con lo que era imposible cazarlas con la mirada. Cuando salían del agua se cubrían rápidamente con una toalla para volver luego a enfundarse una camiseta que larga como un camisón. Ahí escondían sus complejos por sus excesos o por sus defectos. Y nosotros dábamos por cierto que lo que escondían sería imposible de ver, intuir o divisar en toda nuestra vida.

Esto lo explica todo

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Estaba visto que esto tenía que pasar algún día. Era sólo cuestión de tiempo. Primero fue un rapero blanco, luego un golfista negro, más tarde la victoria de Suiza en la Copa América de vela... Y, ahora, Triki -el famoso monstruo de las galletas de Barrio Sésamo- deja su comida favorita y se pasa a las ensaladas y a los filetes a la plancha para dar ejemplo a los niños y evitar que caigan en las garras de la obesidad. Ante este panorama, ¿qué será lo próximo? ¿Dejará de ser Jaffar, por musulmán, el malo de Aladino? ¿Alguna confederación de agrupaciones de minusválidos levantará la voz por la imagen ñoña que de ellos da Clara, la amiga parapléjica de Heidi?....Esto es el delirio. Welin.

6:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

del que hablas el Soto nada que ver ya tiene con el Soto del 2005. Las nietas de los militares de antaño frikis son hogaño.
No se reconocerían Carmen y Natalia al otro lado de las tapias de Pio XII hoy.

5:06 a. m.  

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