lunes, enero 03, 2011

El último domingo

Los cuatro sabíamos cuál era la medida de este domingo. Llevábamos en una chuleta apuntados el largo y el ancho, el espesor, la temperatura, el grosor y la duracion. También la medida. Y así, en torno a una fondue china dejábamos flotar los crisantemos en un charco de picante y sabe dios qué especias mientras descubríamos el cangrejo oriental y Bárbara tomaba la medida a cada una de las partes de aquellas ranas con huesecillos que parecían más de alita de pollo que de anca del delta del Ebro. El licor de flores para los blandos y aguardiente para los duros nos llevó mecidos por la luz dominguera hasta la casa de Libreros para el café, el porro medido y la conversación mientras Jorge, como buen domingo que era, empleaba unas horejas en cualquier trabajo en tránsito mientras Marcos y yo subíamos escaleras y las bajábamos mientras hacíamos planes así que pasen cinco años.

Al llegar acasa en TCM regalan Belleza Robada. Hay una piscina con el agua tan silenciosa como una tumba y un personaje dice que no existe el amor; sólo existen las pruebas de amor. Este es el diálogo final:
-Quiero ir contigo -¿A dónde? -A América -Pues ven
Se separan y a lo lejos él dice:
-También ha sido mi primera vez