Aeropuerto
Las palabras tiemblan en los reencuentros y las miradas se extravían y chocan con las ajenas. Caen las despedidas sobre el suelo de mármol y pasan por encima las maletas rodadoras y carritos con bebés que miran alucinados el festival de imágenes digitales. Los abrazos de amor están pegados a las pantallas de información y a las paredes, y el personal de vuelo camina por el hall con firmeza, como si desfilaran la última colección de YSL mientras exportan su belleza a los extranjeros que se vienen o se van. Algunas empleadas, subidas a su tanques de limpieza, arrancan la suciedad del recinto y una mano invisible, suerte de dios urbano, extirpa del lugar la vulgaridad y el caos
A un aeropuerto, al Prado y a un plató de televisión se puede ir cien veces sin que pierdan su vida.
A un aeropuerto, al Prado y a un plató de televisión se puede ir cien veces sin que pierdan su vida.
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