jueves, abril 21, 2005

F. Nietzsche

Marisa Paredes no se podía quitar las botas. Ése fue el principio de una profunda depresión. Quería escribir novela rosa pero le salía negra . A mi me pasa al revés. Quiero estar melancólico pero estoy feliz. Tengo a Jesús Vázquez a mi derecha y a mi izquierda al otoño que dice adiós. Si me doy la vuelta me captura una una manta de bondad y si me voy a casa haré el salmorejo de mi vida; y si estuviera apuntado a un gimnasio me subiría en una bicicleta y me sentiría Mary Poppins o, -en su versión hetero- Miguel Induráin.
Se es un superhombre sólo rompiendo tu destino.
Mi destino de hoy es, amigo Nietzsche, ver la gala de la casa de tu vida.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

Me gusta para este viernes radiante...

11:43 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

El destino no puede ser tan cruel. Que existan ese tipo de programas es un infierno, pero que haya gente cuyo destino sea verlos es un castigo divino. Ratzinger debería tratar este tema en su próximo concilio.

2:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El destino no puede ser tan cruel. Que existan ese tipo de programas es un infierno, pero que haya gente cuyo destino sea verlos es un castigo divino. Ratzinger debería tratar este tema en su próximo concilio.

2:02 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home