jueves, junio 29, 2006

Los vasos comunicantes




El día estaba tan verde que no me he puesto calzoncillo y aquí estoy feliz, tras la ducha de cerveza de ayer, esa orgía de palabras que nos sirvieron en un plato de aceitunas con aceitunas. Con los bolsillos en doble fila y un camarero al que le dejamos un poco de amor en el bote. Y el amor que, sin que los demás se dieran cuenta, nos llevamos disimuladamente para guardarlo en la nevera, junto a los pimientos verdes que nunca frío y al queso camenbert de palo que compré por si venías.

Estoy frente al espejo de cada mañana el que está lleno de letras, frente al teléfono amordazado y a la botella de agua que estrangulo a estas horas para que pierda su virginidad pensando en Fernando, el que se mereció una canción de Abba. En el coche, la temperatura del agua me pedido que la mida en Fahrenheit, que los grados centígrados se acabaron con el último siglo y a mí me viene bien para demostrar la teoría de los vasos comunicantes, los que se sirven en cualquier terraza del centro, con cualquier navegante que se amarra y se autoamarra y se quita un jersey de nudos y se pone una gasa de cristal rebelde y amorosa y le da un play a la última historia y un pause a la cada vez más soportable levedad del enser.

Es todo tan suave que no necesitamos un bigote blanco de cerveza
para que pase algo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta el anuncio de Wayne Rooney para Nike. Ese donde aparece marcado por la cruz de San Jorge todo England flag que te arrojo una Cruzada.. no me calientes. Welin

3:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

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»

1:59 a. m.  

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