martes, agosto 22, 2006

El plató

Como un crooner maldito y maldecido por crítica y público que termina sus días en cualquier tugurio de Benidorm o, puesto en sajón, en un casino de Las Vegas, harto de sí mismo, de su ambigüedad, de sus litros de alcohol sin rentabilizar, de sus subidas y bajadas de ánimo, cortado en dos, dividido en necesidades y posibilidades, rajado de amor y de amoríos, con recuerdos sublimes de unos tiempos sublimes que no tuvo pero se inventó y anda contando a cualquier Marlene Dietrich en un local ya sin humo pero triste de indiferencia y vomitonas, de silencios en paz pero dolorosos. Así está el plató

Pisado de Camper de técnicos hipotecados y fachas, agujereado de sms de los que envían los cámaras a su amante un segundo después de ese corte digital que se produce cuando un regidora amarilla dice: estamos fuera. Con el suelo pringoso de decorados viejos de programas viejos, viejo, de cartón pluma que cualquier día arderá junto algún director motivado y con los justificantes de las dietas de un ejecutivo. El plató.

A lo lejos, Yola Berrocal, acompasada por dos tetas y una muleta sale del plató con cara amuñecada, cojeando. Los del control de realización se ríen de ella. Pero ella pasa. Me mira. Lleva quince años en lo más alto. Y los del control en lo más bajo.

Ahí va una estrella, modelo perfecto para Helmut Newton que domina su trabajo. Hoy estará en Ibiza, en cualquier yate, bebiendo en esos vasos de velero con apariencia de cristal, que son de plástico. Estará con el cheque de ayer y el cava de hoy, y algún jovencito que le ponga. Ella es la estrella.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sí señor... Te faltó el hacer reflejar la salida de unos y la de otros...
Los unos, el equipo en nómina T5, escopetados, cabizbajos perdiendo el culo con su Megane a estrenar para tomarse el Colacao fresquito con algún resto de la cena que la familia dejó para papá-mamá que llegará reventado.
Yola, escultural, impasible, con la conciencia cristalina, se fuma un cigarro apoyada en la muleta que no quiso enseñar en el mundicolor del plató, pero que le sienta tan bien como a una de esas mujeres maniquí robóticas de nuestro querido Helmut.

2:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Tenéis razón. En la inocencia de la estupidez se vive mejor.

2:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A Yola sólo le falta que le haga una canción Sabina, quien acostumbra a tratar con cariño este tipo de personajes.

8:02 p. m.  

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