miércoles, septiembre 17, 2008

Dos o tres segundos de ternura

Una lavadora, algo de Keith Jarret, una llamada de Mar; el olor a suavizante, el sonido de la música, la memoria del recuerdo. Un helado de frambuesa en Alonso Martínez con dos chicas, sentados sobre un poyete en postura teenager, con olores a piscina militar... escucho el honor del estar con ellas. Una ensalada de rúcula y el japonés de la mañana. DH Lawrence rondándome y Ryoko hablándome. Hasta Japón, la asusto queriendo. ¿Qué se le pregunta a una japonesa cargada de la nostalgia de lo que nunca existió? ¿Si existió? Angélica recién casada; no parece cansada. Mañana llamará Fer; a ver. Y mami tan herida; daría la vida por cualquiera y a veces hasta gratis. Tendrá que cambiar. Tendremos que. Tendrá que curar.

Andan por ahí una par de pomelos sin color, tristes, sin saber qué harán: si serán exprimidos junto a un par de naranjas vulgares o si serán olvidados en el fondo, junto a las patatas y tres pelotas de remolacha.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ya sabes lo que me gustan este tipo de textos...
Ritmo, ritmo, ritmo. Pura vida, amigo.

7:52 p. m.  

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