viernes, febrero 19, 2010

Hilo dental


Un hilo metálico con una altura a tres metros del suelo recorre desde Montera hasta Tribunal. En él, los transehuntes cuelgan sus acentos y a veces las nacionalidades y algunas compras. Pisan por ahí treintañeros imponentes y alguna moderna insegura y desafiante. Pasado el lúmpen inicial, a mitad de Fuencarral, te encuentras con una rotonda imaginaria que te lleva peatonalmente a Chueca o Malasaña dependiendo de la marca de tus pantalones y de dónde hayas quedado con el camello. Yo (desgraciadamente) sigo recto hasta el Café Comercial. Me gustaría recoger a cualquiera de esas chicas que esperan tras la cristalera a su cita con un gorro de lana y resoplando para cenar bien y follar mejor esa misma noche. Hay parejas de noruegas, algún canario y unos padres que han venido a ver a su hija y andan como perdidos aunque él se hace el fuerte y la madre sólo piensa en sus cosas. Cruzar Bilbao y llegar a Luchana ya no sirve para nada. Ahí muere tu noche. En una cafetería franquiciada dos profesoras de secundaria tiritan cerca de un enorme café con leche. Quizá luego se animen a una cerveza en cualquier bar irlandés.
Ya estoy en casa

1 Comments:

Anonymous Chendo said...

Cada vez escribes mejor... Más tranquilo, más sencillo, más hondo. Nada que demostrar. Mucho que mostrar.

12:29 a. m.  

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