domingo, mayo 02, 2010

Las zapatillas rojas


Hay en Chamberí una plaza-parque nueva. Nueva para mí. Hay un viudo fiel y alguien tan ridículo como lo es sentirse elegante por poseer un galgo. Hay solitarias sin perro y unas adolescentes, macarras y gritonas, discuten seguramente por los vaivenes del fin de semana. El vaivén de la noche es más vaivén; donde algunos se mueven conmo si fuera su primera fiesta y otros, pensando en que es la última.

48 horas de soledad dan para un buen vaivén. El mío. De la cocina al baño; de la butaca deportiva a Ian McEwan. El vaivén del tenis que no se juega, con las bolas cortas, y las victorias de Nadal. El más desagradable: cuando terminas a Maruja Torres y al pasar la página aparece un tal Cercas.

El vaivén de un melodrama de domingo:
-Puedo hacer de ti una gran bailarina pero antes debo hacerte una preguntas. ¿qué quieres de la vida? ¿Vivir?
-Bailar.
-Entonces bailarás y el mundo seguirá tus pasos.