lunes, marzo 08, 2010

Ella

Me contaba Santi que su padre fue el descubridor de las mandarinas en almíbar, más apreciadas en repostería que en conservas, cuando apareció ella. Con su hermano; con los ojos llenos de lealtad hacia él, algo chulería de madrid norte, y una belleza limpia, sin ajetrear con el recuerdo de algún desastre de la noche anterior. Descontándome algún gin tonic me hubiera gustado lo mismo-mucho. Se quedó más de lo previsto, sólo una copa más, bagaje escaso para hacerme alguna ilusión. Anduve agradable entre los bosques que ella me abría, con esa perjudicial ansiedad adolescente y perpleja de quien encuentra a alguien con quien coger un tren en Chamartín al lugar más pequeño del mundo.

Tres de las personas más importantes de mi vida cumplen años esta semana. Dos despaparecieron de manera voluptuosa y triste; la tercera me dejó. El hueco que dejaron ya esta lleno de flores, de magnolios en flor, de cuadros de Rothko y pensamientos construidos con el material de la belleza.

Tengo tanto trabajo...

1 Comments:

Blogger Unknown said...

este fin de semana te llevaré a unos de esos sitios pequeños del mundo.

qué ganas de compartir chimenea y gin tonic contigo...

besos. lino

3:15 p. m.  

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