lunes, enero 10, 2011

Branguli

Era un padre fotógrafo. Le fue bien y seguramente perteneció a la burguesía de entreguerras que contemplaba las novedades que traían los 20, los motores y la poesía desnuda, los burdeles amables y las vacaciones en San Sebastián a unos kilómetros de donde Fitzgerald y los suyos reinventaba la vida, romanticismos aparte y mariconadas las justas. Tuvo un hijo que también se dedicó a la fotografía y cinco años después otro, que hizo lo mismo. Se debieron llevar tan bien que dieron una lección a Warhol en el tiempo y los tres firmaban sus obras sólo con su apellido. No imagino un trabajo en equipo tan generoso como este, vanidades escondidas, seguramente en las habitaciones del servicio. En Telefónica, hay una exposición que te enseña cómo eran las cosas en aquella época. Te metes tanto que cuando sientes que el país puede acabar en guerra te llevas un gran disgusto a tiempo real. Y al primer yugo de la falange o iglesia saqueada te vas. Y ya está.
El que se tira del trampolín debía ser el futuro.

1 Comments:

Blogger ESPACIO TRACER said...

Alla que me voy...

6:48 p. m.  

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