viernes, mayo 06, 2005

Barroco-RomanticismoX

Barroco
Por la corte barroca no sólo desfilan aristócratas o caballeros en busca de favores. También lo hace una cohorte de bufones, prodigios, locos, truhanes y cretinos. Es la gente de placer cuyo propósito es que la melancolía no invada al monarca. Se impone el coleccionismo de rarezas. Los rasgos distintivos e inusuales fascinan. El desvío de la naturaleza es bello. Son las sabandijas de palacio.

El Barroco encuentra el mínimo común denominador en la figura del enano: es la belleza de lo breve. Esta figura surge de un juego intelectualizado y evocador: el juego de los opuestos en el que la individualidad se reafirma en sus contrario. El par negativo evoca la existencia del positivo y se ensalza lo singular frente a lo vulgar. La siguiente perversión es valorar la opinión del loco frente a la del cuerdo.




Romanticismo
Tras la crisis de la razón ilustrada el romanticismo se entiende como la religión de lo sensible. Y esta sensibilidad e imaginación es lo que distingue a unos hombres de otros . El romántico no acepta los esquemas sociales ni el modo de vida vigente

Parte de una corriente germánica expresada como ímpetu o arrebato, para terminar en el spleen de Baudelaire traducido al castellano como desazón y hastío. Confiado en su sino, en su estrella el romántico no planea. Pero los cincuenta años que siguen a la revolución francesa presencian la vida y la muerte en España de todos sus iconos románticos: Riego, el militar, Empecinado el guerrillero, Tempranillo el bandolero, Larra el intelectual y Goya. Todas sus muertas son violentas.


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Una mañana estaba jugando consigo misma en una floresta del bosque y se puso a dar vueltas y vueltas y más vueltas y se mareó.
Y cuando dejó de dar vueltas no podía tenerse de pie y no sabía dónde estaba ni quién era.
Y dijo ¿quién soy yo? ¿Y de dónde vengo? ¿y a dónde voy? ¿y quiénes serán mis mayores?
Y dijo, -‘Pues me voy a la ciudad a ver si alguien sabe decirme’.
Y se fue a la ciudad rodando rodando y entró por la puerta de Santa María y llegó al barrio de los carpinteros. Y encontró a un carpintero en su taller y le dijo:
- Hola, señor carpintero, ¿usted sabe quién soy yo y de dónde vengo y a dónde voy y quiénes son mis mayores?
- Pues no. Yo te puedo decir de dónde vienen todos los armarios de la ciudad. Y quiénes son sus mayores. Y también los de algunas de las butacas. Pero no sé nada de ti.
Y la pelota se puso muy triste y siguió rodando cabizbaja por la ciudad.
Y rodando por mitad de la calle casi le pisa un caballo y le gritó:
- ¡Eh! ¡Que casi me pisas!
El caballo dijo:
- ‘Perdón, que no te he visto. Es que como no llevas un niño detrás...’
- Pues a ver si tienes más cuidado
- Mejor sería que te pusieses un niño detrás, dijo el caballo. Además ahora están llegando coches a la ciudad y se dedican a aplastar las pelotas con sus ruedas.
- ¿Y cómo reconoceré a un coche cuando lo vea?
El caballo le dijo:
- Son feos y tienen unos ojos muy saltones y muy brillantes y hacen un ruido fuerte y desagradable.
La pelota siguió rodando por la ciudad recordando el consejo del caballo.
Y en esto se encontró a un sapo y le dijo:
- ¿Tú eres un coche?
El sapo dijo:
- ¡Croa croa!
Y la pelota salió disparada creyendo que era un coche feo con los ojos muy saltones y pensando que le iba a pinchar.
Y rodando rodando llegó al barrio de los joyeros. Y allí encontró a un judío orejudo y barbilampiño que estaba encorvado sobre su yunque y le dijo la pelota
- Judío, judío, ¿tú sabes quién soy yo y de dónde vengo y a dónde voy y quiénes son mis mayores?
Y el judío le dijo:
- Eli, eli, lama sabbahtani?
Y la pelota se marchó de allí pensando:
‘Este judío o es gallego o se lo hace’.
Y llegó a una barbería. Y le dijo al barbero:
- ¿Tú sabes quién soy yo y de dónde vengo y a dónde voy y quiénes son mis mayores?
- Ni lo sé ni me importa; y tú no tienes ni un pelo, cuando te salgan pelos, ven a que te afeite y hablamos.
Y llegó después al barrio de los curtidores y allí encontró a un morico curtiendo las pieles. Y la pelota se tapó el agujerito del aire porque la piel del morico le olía muy mal, y le preguntó:
- Morico, morico ¿sabes tú quién soy yo y de dónde vengo y a dónde voy y quiénes son mis mayores?
Y el morico le dijo:
- No te sé decir
Y cogió la pelota y vio que en uno de sus pentágonos tenía el sello de Bardejí y dijo:
- ‘Pero tienes la firma de mi primo Bardejí. Está allí enfrente. Pregúntale’
La pelota se fue al tendido del curtidor Bardejí y le dijo:
- Curtidor, curtidor, ¿sabes tú quién soy yo y de dónde vengo y a dónde voy y quiénes son mis mayores?
Y el curtidor le vió y le dijo:
- Yo no sé a dónde vas, pero sé que yo te hice con cueros en mi taller. Te hice para que jugara Wilheim al-piqueñef en la floresta del bosque.
Y la pelota se puso muy contenta y quiso tener ojos para ver a su curtidor. Y quiso tener lágrimas para llorar de alegría. Y quiso tener manos para poder abrazarle. Pero como era un pelota no tenía nada de eso, así que se puso a dar botes de alegría que es lo único que sabía hacer.
Y el morico que le vio dando botes, se animó y le dio una patada que la sacó a la calle por la ventana.
Y así fue como se inventó el balón-pie. Y de tanto dar patadas, al morico lo contrató el Arsenal y se hizo multi-millonario.
Y un tiempo después la pelota le denunció por malos tratos y porque le daba patadas y le sacó un pingüe capital y se fue a vivir a una playa de Cádiz donde nadie le miraba raro por ir en cueros.

4:26 a. m.  

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