Queer

Una buena amiga me invitó ayer cenar. Llegó su ex. Me sentí honrado de estar una reunión tan mínima para celebrar un cumpleaños..

M vive en una casa compartida. Es entrañable ver estas asociaciones de personas que comparten gastos y que no se conocerían jamás si no fuera porque necesitan compartir gastos. Estuve diez años viviendo así y todos los recuerdos de aquello son buenos. No mantengo ninguna de las estupendas relaciones que generé pero lo dábamos todo.

La ex de mi amiga comentó, antes de que saliese la cena: me ha acordado mucho de ti esta semana. Hum –pensé, ésta ha debido estar en alguna fiesta rara. Efectivamente. Había estado en una “queer party”, lo último en tendencias según me dijo. Y seguí pensando: humm! qué bien; otra tendencia. Se ve que se juntan 200 personas que no vigilan demasiado su sexualidad, se refrotan unos con otros. La mayoría son gays-punkies pero alrededor pululan satélites sueltecillos. Me extrañó porque este no es mi rollo. Esperé. Me contó después que había una habitación llena de disfraces y la gente se vestía de enfermera, guardia civil o bombero. Aunque lo fue, tampoco es éste mi rollo. Sólo había dos duchas y la party duraba una semana. Definitivamente ése rollo debía ser un horror.

Pero no sé...me sentí tan honrado porque A. me calibrase como un ser tan tolerante, abierto y animoso que me fui a casa tan Pheliz Taylor como cuando me dicen: me gusta mucho tu blog.

La cena india estaba muy buena.