domingo, octubre 19, 2008

Me bajo del péndulo



Un día vas y pones a Bob Dylan sin darte casi ni cuenta, poco después de haberte deshecho del comodín de disponibilidad y de despertarte de una minisiesta con un sms que dice capullo; nunca me coges el teléfono. Ella es la única que tiene razón pero soy incapaz de hacer daño a quien no se lo merece. No tiene razón, en cambio, el del ataque de celos cuando me fui de findesemana con su novia y ahora me reclama un no-sé-qué. Tampoco el que dice que estoy desaparecido, cuando se marchó sin dejar razón y no asume las consecuencias. Tiene razón la vida al devolverme al compañero de tenis, al que es como yo y lo necesito estando –vivo como está él. Se equivoca el me dijo que era inteligente porque no lo soy y agradezco al que me respeta en el trabajo y en el desastre, en mis dos vertientes respectivas, así como me estremecen los que me abren las puertas del domingo y siento cierta desidia al que me admira sólo porque le hago un poco de caso. Me duele el que me desaparece porque no le cuadro del todo; pero lo entiendo y le entiendo perfectamente. No olvido a los que se mueren.


Se me está escapando el tiempo y voy a cerrar con llave y candao la cita entresemanera con conocido/a cargada de esfuerzo y de amor, que, al final de los años, me está cuarteando. Llevo en la cabeza y en el corazón un facebook mental y analógico mucho antes de que lo inventasen en Silicon Valley que, no por casualidad, está muy cerca de la cárcel de Alcatraz.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Te cuentas tan bien...

11:58 a. m.  

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