El flasbac
Se le acaba de colar un flashback entre las rendijas de una contraventana de madera tan veraniega como Gregory Peck que, vestido de aviador, cruza Birmania con un herido, sudor, y poco agua. Mientras, frente a la televisión de tubo, el humo hace nubes delante de un melodrama clásico en una sesión de madrugada. Igual que ahora, entonces esperaba los fichajes del Real Zaragoza, tenía los pies cansados del deporte piscinero que asalta sin avisar, los apuntes de Derecho Publicitario con cita en Septiembre y una madre que aparecía y desaparecía por los pasillos con insomnio y ganas de hablar. Gregory Peck está llegando por fin hasta el río, llena la cantimplora y salva al herido.
Poco antes de que Gregory se case con pibón oriental y dulce, en el sofá de Hábitat, entierra el paréntesis de una forma de vida; se ve las entradas y las arrugas, el desgaste y las lesiones. Se asume.
Su mente está en vías de desarrollo.
Poco antes de que Gregory se case con pibón oriental y dulce, en el sofá de Hábitat, entierra el paréntesis de una forma de vida; se ve las entradas y las arrugas, el desgaste y las lesiones. Se asume.
Su mente está en vías de desarrollo.
3 Comments:
Cine y futbol. ¡Cómo me sabes tocar la fibra!
me ha gustado, salvo pibón, pibón es horrible, no digas pibón
pibón
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