jueves, mayo 06, 2010

El neón


El neón, un folio en el que indicaba los precios de las copas, así como una puerta con mirilla nos hicieron entrar. La dueña del local se llamaba Elena (sin hache porque era pobre -nos dijo-). Había dos rubias en una esquina, gente del barrio fea y castigada y todo el aroma de burdel barato. Pero Elena aclaró que ahí no había chicas y nosotros aseguramos que no las buscábamos.. Y mientras hablábamos, soltando hilo, nos tanteaba y remiraba y dejaba caer salgún dato, alguna pervesión y mucho de su biografía falsa. Mi amigo yo movíamos con suavidad nuestros alfiles sin desenmarcartar nuestra estrategia. En ese baile veneciano de mentiras y verdades a medias ella quiso jugar con nosotros. Cuando extrajimos la única verdad (aquello sí era un burdel) nos fuimos.
Esa fue nuestra venganza; nunca sabrá por qué entramos.