lunes, mayo 03, 2010


Si crees que ya no estás, te equivocas. Disuelta en el Oporto de cada noche, en el previo a las ensalada cuya bandera tiene zanahoria naranja y verde espinaca. Con sabor a reserva, dibujada en la cenefa de una baldosas hidráulica, material con el que se construye el caleidoscopio por el que, tras pintar de perfil y de frente tu boca grande, te asomas esperando que se convierta en un prismático tan eficaz que nos permita mirarnos juntos, a la vez, hacia dentro.

En el piano del disco que yo invento que me regalaste; en el carmín que no usas y que sólo sirve por la belleza de la palabra que lo contiene, en las mimosas que no trajiste pero que también están, y disimulan su sequedad como haces tú con tu carácter.

Sí que estás. Al otro lado del tabique que te enjaula derramada sobre una playa de tarima amarilla, color anagrama, con tu foto en el ejemplar ¡magnífico ejemplar y caro!