miércoles, junio 09, 2010

cafetería



Las cafeterías con horario de oficinas se llenan y se vacían de repente. Por la manana, los desayunos de barrita con tomate son territorio de la mujer. Creo que disfrutan ese momento más que nadie. Los hombres acorbatados hablan alto y alguno hojea el marca grasiento de churros y miguitas de pan.

De repente, una taza cae y el sonido de la porcelanda corta en dos a la multitud. En un lado, la camarera; en el otro, todos los demás. La taza da un bote y todos esperamos su rotura en el siguiente. Pero ella, la camarera norteuropea, pone el pie como si fuera Torres y nos salva del estrépito. ¡Oh! la tacita ha perdido su asa. Como un caballo malherido deberá ser sacrificada .

Además, mi paraguas chorrea, una camarera sólo rocoge; no cobra. Entra una enanita. No me ponen vaso de agua y bebo a escondidas de uno volandero. Pienso en el amigo que llamó seis veces en el mismo día porque necesitaba "algo". No ha vuelto a llamar.

1 Comments:

Anonymous LU said...

Querido amigo, siempre igual, problemas para dejar mi comentario, lo intento de nuevo, el anteroir no se donde ha ido a parar...bfffff...
1. Edi siempre pide churros grasietos y yo barrita con tomate, parece que como todo el mundo.
2. he descubierto la cebola de Fuentes para ensalada, sueo traer de Zrza, te traeré...La has probado con aceitunas negras?
3. ¿qué tal las obras?
A ver si ahora puedo
Besos

6:38 p. m.  

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