Diario de un seductor

Acabo de terminarlo. He subrayado esto:
Ella era encantadora pero insignificante.
Sólo cuando estoy presente por carta, ella puede fácilmente soportarme, confundiéndome hasta cierto punto con el ser universal que vive en su amor.
A veces yo no querría renunciar a un salón de baile, no querría renunciar a su lujo dispendioso, a la impagable sobreabundancia de juventud y belleza. Y, sin embargo, no saco provecho alguno, ya que sólo rozo las posibilidades. No es una sola belleza la que ata, sino un conjunto de bellezas; una visión de sueños te toca, la de todos esos seres femeninos que se confunden entre sí y todos esos movimientos buscan algo, buscan una paz en una sola imagen que no aparece.
El resto es insoportable y, el autor, un capullo.
Ella era encantadora pero insignificante.
Sólo cuando estoy presente por carta, ella puede fácilmente soportarme, confundiéndome hasta cierto punto con el ser universal que vive en su amor.
A veces yo no querría renunciar a un salón de baile, no querría renunciar a su lujo dispendioso, a la impagable sobreabundancia de juventud y belleza. Y, sin embargo, no saco provecho alguno, ya que sólo rozo las posibilidades. No es una sola belleza la que ata, sino un conjunto de bellezas; una visión de sueños te toca, la de todos esos seres femeninos que se confunden entre sí y todos esos movimientos buscan algo, buscan una paz en una sola imagen que no aparece.
El resto es insoportable y, el autor, un capullo.
3 Comments:
¡qué va, qué va, qué va, yo leo a Kierkegaard!
la portada es bonita
gargara!
eso eso eso eso es q ya vistes a Faemino y Cansado ?
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