jueves, septiembre 16, 2010

Fin de obra


Ayer se hizo otoño al volver del trabajo, mi último día. Queda en mi mesa una torreta de minutados, dosieres, guiones en proceso, algún mail impreso y un cuaderno de espiral tamaño folio y cuadriculado lleno de anotaciones a Bic, feo y tristón, que se quedó sin mano que le escriba.

Además, desperdigados por el suelo, una docena de personas excelentes, gente casi libre que no se somete a las tensiones de estos concentrados laborales que practicamos en los que todo pasa en 90 días: se te mide, se asciende, se cae en desgracia, se tiene un flirt, se hacen las paces, se critica y al final todos caemos por el mismo sumidero, algunos con la ansiedad de la duda y de la inseguridad; otros felices, mirando hacia atras sin ira, agradecidos y contentos.

Cuando era adolescente me quedaba embobado con las cosas de Garci, de Aute o de Almodóvar. Esas ya me pasaron. Si sigo así quizá me sucedan las de Pilar Miró.