lunes, noviembre 21, 2011

Un libro terrible

La intimidad no existía. Se fornicaba a la vista de todos, con las manos agarradas a las balaustradas, los faldones remangados, los culos al aire meneándose sin vergüenza hasta hacer temblar el edificio, corriéndose delante de los niños, de los vecinos. Se cagaba en los rellanos en medio de una sinfonía de flatulencias... Es un libro de un veinteañero, desmesurado, francoyfrancés y terrible, como son los artefactos soviéticos pintados en La Casa Encendida, los de la època del suprematismo que responden a jerarquías internas y a principios universales y trascendentes.

Eduard Lock es tan impecable que su espectáculo es terriblemente frío y no llega a la belleza de Jean Baptiste del Amo que también escribe cosas como ésta: las flores enviadas por Gaspard adornaban una cómoda, naufragadas en el fondo del hastío.

Melancolía no es más terrible que una endodoncia. Dice L. que habla de las personas que, por su singularidad o su diferencia, son apartadas de las vidas de los demás y se quedan solas, como L, como yo. Yo creo que no. Yo creo que habla de la esquizofrenia o similar.