jueves, marzo 15, 2012

¿Por qué están desinfectando Venecia?

Cuando terminó este rodaje pensó que no debía hacer más películas. Dick Borgarde representa como nadie el tormento; Turner también y seguramente Malher aunque en este último no lo detecto. Visconti se atreve con todo, como yo al principio quizá porque construyó una pequeña parte de mí, la más ajena, la de aquellos sueños inalcanzables que eran los ambientes refinados, los personajes al límite, delicados y fronterizos; quizá fue él quien me invitó a la homosexualidad y me enseñó algo del neo barroco y del romanticismo que de vez en cuando, en alguna botella de vino, en alguna orgía desenfrenada se tocan mientras una mujer barbuda sale disparada y cae cerca de un grupo de cretinos que ríen junto a un par de Austrias menores con cara de caballo. Un poco más arriba, en lo alto de un trapecio, Burt Lancaster, también atormentado, se aburre harto de hastío, de spleen y de Baudelaire.

Después de tanta conmoción el circo gitano rumano que actúa en el Teatro Price tenía difícil llamar la atención sobre mí pero lo consiguió a base de mazas por el suelo, pelotas descontroladas, ejercicios fallidos y acordeones tan lánguidos y aburridos como son las películas de Kusturica.