sábado, marzo 23, 2013

Sociedad

Comer en Viridiana es una experiencia inolvidable. Por la desproporción entre lo que comes y lo que pagas. Ver ese comedor semilleno es el síntoma más transparente de la decadencia de una sociedad, la nuestra, enferma e irrecuperable. Podía hablar también sobre los 3´50 euros que cuesta una coca cola en los Cines Ideal, en esa suerte de chiringuito de barrio, acartonado y feo que tienen como bar.

El tongo de las preferentes nunca se habría producido sin dos de las características principales de esta sociedad: la incultura y la codicia. Estaría bien comentarlo.

Cada vez que salgo de burocracia por Madrid me llevo dos impresiones cargadas de prejuicios: una es que ya soy usted y, otra,  que  las funcionarias me transmiten la sensación de que están todas apuntadas a meetic.