miércoles, marzo 04, 2009

La masajista ciega



Nada tan reconocible como los sonidos que emiten una persona y sus prendas cuando se quitan la ropa cerca de ti. Son sonidos claramente masculinos o femeninos supongo que porque cada prenda suena desigual. Los hombres llevamos cinturones ruidosos, por ejemplo y en las mujeres hay elásticos y corchetes. En el gabinete de fisioterapia al que acudo de manera regular, una fina cortina separa las camillas y los pacientes nos desnudamos a apenas veinte centímetros de distancia aunque no podemos vernos. Sara, mi masajista ciega, tampoco puede verme aunque por otros motivos. A veces se pone en la cabeza de la camilla y acompaña su cuerpo por el recorrido que hacen sus manos desde mi cuello hasta la cintura. Su pecho choca/roza, irremediablemente, con mi nuca y me pregunto que pensará ella. Ningún contacto es baladí. Menos a oscuras

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

mmmmmmm

12:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

eres sensual

2:37 p. m.  
Blogger Manu Espada said...

Este post me parece la rehostia. Eso de que los hombres y las mujeres sonamos diferente, lo de los corchetes y los cinturones, me parece antológico, nunca me había dado cuenta, hasta que lo leí en este post. De lo mejor que he leído, ya te pasaré un relato de un amigo escrito sólo desde los sonidos, sin imágenes.

2:58 a. m.  

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