miércoles, noviembre 17, 2010

Cosecha


Deja trozos de su piel pegados a la corteza-corcho de un bosque de hayas, los pies enllaguecidos, su hígado en taquicardia, su voz prestada a cualquiera que pasa, sus ojos achinados de tanto mirar y sus pies colgantes labran senderos de una biografía.

Tiene las fosas rajadas de tanto respirar, su boca siega rastrojos a mordiscos; en su interior el grano de pasados y tramas alocadas en miradas serenas. Miradas alocadas, tramas serenas. Es feliz así; lo que él quería, ¿qué os habíais creído?