jueves, abril 07, 2011

Jesús Ferrero

No pasan cosas extraordinarias con frecuencia. Aproximadamente cada seis meses: un amigo que nace o que vuelve, alguna historia de amor que luego se estropea, un trabajo digno... Mientras tanto te dejas balancear en la vida con los pies colgando en el puente de la espera. Acuden estas cosas de manera azarosa a las zonas importantes de tu biografía que son las que tienen que ver con el amor verdadero, el formativo, que es el amor que te cambia y hace bagage. Ha aparecido en mi vida Jesús Ferrero. Es un sabio por lo que retiene y por lo que es capaz de relacionar. Parece un ángel malo de los que no se dejan tocar pero se deja y baila sobre sobre su armonía con quien tiene delante en tugurios -también en los refinados. No le tiene miedo a las palabras ni a la vida. Es franco como como un golpe franco. A veces se convierte en burbuja y pulula por el aula chocándose con las paredes. Otras se convierte en elefante y da pasos de elefante con cuidado, sin romper nada, buscando un paso seguro pero que está por hacer. Como dijo ayer todos somos dos y en esa quiebra está el riesgo. En su estructura binaria lleva cosidos los pares de elementos.
Escribe así, pero eso es lo de menos:
-Nosotros tenemos esa suerte -susururró creyendo, a mi entender sin fundamento, que necesitaba consolarme-. Formamos entre los dos dos una alianza difícil de explicar, y que se va desarrollando en el tiempo. Es como si fuésemos por el mar, siguiendo rutas distintas, y de vez en cuando coincidiésemos en alguna isla...Quiero que nos volvamos a encontrar
-Y yo