D-H. Lawrence
Él ya sabía de qué iba esto del coñazo que es la vida. En El amante de Lady Chatterly habla de la represión, del no amor y la jerarquía social. O sea, que se quedó sin temas. Bueno, le quedaba el otro: el dinero. Habla de él y de muchas cosas en Cerdeña y el mar. Por ejemplo:
El varón de antaño curtido, indomable, ha desaparecido. Sus últimas ascuas mueren en Cerdeña y en España. No queda otra cosa que el proletariado de los rebaños y la calidad gregaria de los híbridos rabiosos que venden la igualdad, además del alma melancólica, venenosa, que se inmola a fuerza de acumular cultura. Es detestable.
(Escrito hace hace un siglo)
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