sábado, agosto 04, 2012

¡Qué se le va a hacer!

Si hubiera entendido que la fragilidad era su fuerza quizá no me hubiera ido con ochenta y cuatro kilos encima, distribuidos en 80 de peso propio (pp) y 4 de mochila, a base de camisetas de H&M, apuntes de inglés y unos pantalones demasiado cortos para miss 43 años que, sin la menor duda, repetiría en vivir, mes a mes, desde que que nací y volvería a pasar por los placeres y los dolores por cuenta propia y también por cuenta ajena que he padecido, por ejemplo, hoy mismo en una despedida sentida e inolvidable.
De los viajes siempre se vuelve y yo de este quiero volver. Dejo aquí un tesoro prodigioso dentro de un baúl irrompible, un amasijo de los collares, de  perlas, de  onzas de oro; de cosas escritas, leidas, no leídas y otras por escribir. Un tesoro que no se puede desmenuzar, que es la clave para que los tesoros sean buenos.
Si ella hubiera distinguido entre lo relevante y lo accesorio quizá no me hubiera puesto tibio hace diez minuts de gyozas en ese japones extraño y lumpen de la calle Hortaleza y hubiera podido compartirlas.
Tengo un pantalón que me hace un buen culo y otro que es bastante fresco y tiene bolsillos suficientes para un viajero fumador. Tras muchas dudas he elegido el segundo. Creo que eso es madurar. 

¡Qué se le va a hacer!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Buen viaje

5:20 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home