jueves, abril 04, 2013

La despedida


He asistido con regularidad a sus clases durante más de dos años y el martes me despedí. Será solo un descansito para leer cosas pendientes y quitarme esa media borrachera semanal de los martes que era tan placentera como desequilibrante. Nadie lo sabía pero como si quisieran hacerme una despedida especial, este martes todos estaban más locos que de costumbre. Sobre todo ellas, que se abrían en canal para confesar sus neurosis y su medicación mientras se autodefinían en una espiral esquizofrénica y confesaban sus anhelos sexuales. Si hubieran estado Conso o Sonia habrían puesto algo de orden en aquel delicioso manicomio.  Blas, del que alguien dijo que era a fuego lento, hablaba de la templanza de los hombres de acción mientras alguien le ponía la cabeza como un bombo y  Elisa, un poco más allá, se confesaba estar inexplotada por su entorno. Unas tostas malas me sabían bien cuando Dani, roquero de la dulzura, estaba contando que en mitad de un atraco le dijo al atracador: Tío, a ti te gusta Van Halen!!!!! Y acertó. Otra chica caminaba sola por los pasillos mientras Jesús ¡¡¡esos cigarros con Jesús, parte ya de mi sangre!!!!, me contaba que la clave de la magia es llevar a una ayudante que esté tan buena que nadie se fije en las manos del mago. 
Caían las cervezas a chorro y Hugo, amor y discreción a discreción, ya estaba tejiendo esa red donde introduce, como si fuese un salmón, a su padrastro cuyo sombrero se convierte en calabaza a las doce en punto y sale despacio para no dejar un zapato de cristal por ahí tirado. Tú esto no lo necesitas, me había dicho cuando le dije que era mi último día.  
Así pasaba la noche, así han pasado estos años de aprendizaje sin fin con amigos capaces de montarse en todos los cacharros.
Lo de menos ha sido la literatura. 


2 Comments:

Anonymous Lola said...

Y la mujer se deslizaba por la barra ejecutando sutiles piruetas de una interior danza invisible. De vez en cuando, busca el encuentro con los ojos infinitos del gran maestro !la pobre ! . Perpleja volvía a compartir ese "raro" espacio emocional, estado mental, semiborrachera - sin alcohol - o locura grupa en el que en vez de quitarte, en vez de perderte y perder cosas, personas, corduras y algún que otro privilegio mundano.....te suman, te dan, te posan con dulzurq en un suelo de cristal unas horas , un día .
P.D
ODIO LAS DESPEDIDAS

10:09 p. m.  
Anonymous Jesús Ferrero said...

Hola, Antón, vas a encarnar la leyenda del ausente.

2:05 p. m.  

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