lunes, mayo 20, 2013

Sifón sobre el futuro



No tengo mucho que contar. Solo porque he comprado unos geranios sin acento, algo de queso de Burgos y porque al lado del teclado hay una jarra de medio litro llena de ginebra y sifón de algún maldito que anduvo por aquí anoche, tengo algo que contar. 

Y eso que vi La caza, película ya contada mil veces, esa masa enardecida y sus consecuencias, o,  La dama de Shangai, Rita teñida de rubia, Orson de persona. Supongo que para eso, para poder contar algo  leí medio catálogo del Guggenheim de Bilbao. En sus paredes -parece ser- que Bourgois representa de manera visceral los estados psíquicos humanos y que sus personajes aceptan su propia vulnerabilidad. Beckmann, siguendo con el catálogo, está más interesado por la condición humana que por representar el momento histórico. Así es como un catálogo del arte estéril del siglo XX dibuja la calle Fuencarral de nuestros días.

Siento que tengo muy poco que contar, que mi opinión anda macerando y que mi producto es prescindible.  Son tres grandes noticias. La infatigable madurez llama a mi puerta y pelea con el malditismo.