jueves, noviembre 27, 2008

Estoy curado

Ayer, un tal Tattwua me tumbó en una camilla. Le escuché un mensaje muy poco convincente, algo progre y bastante anticuado sobre el ser humano y la gran ciudad. Y me puse en sus manos. Sólo le dije que mi cabeza iba a gran velocidad y mi cuerpo no podía seguirle. Cerré los ojos y sentí que sus rastas cayeran sobre mi cara. Durante una hora no cruzamos palabra. Anduve gimiendo y gritando como un polvo real sin orgasmo hasta que empece a arquearme y a dibujar ochos con mi cuerpo tan orgánicos como un Barceló de los 90. En mí mismo se recolocaban caderas y sacro y, como una manguera recién encendida, me dejaba llevar en un anarquismo brutal buscando una rectitud que no existe pero que se intenta. Movimientos secos de tobillo repercutían en mis trapecios y, a través del cuello, entraban y salían corrientes de varios tipos. Cuando terminé me dijo: -tú te vas pero esto sigue. La noche fue igual y esta mañana, los mismo arcos y ochos sobre una moqueta de oficina.

Una bola de ansiedad situada entre mis dos pezones desaparece...En casa, de noche, me he emocionado con Keith Jarret y me he olvidado de dónde estaba

El profesor de yoga me ha puesto de pareja con un señor mayor. Somos los pesos pesados de la clase. El profesor de yoga me ha llamadao por mi nombre. Sí; ¡el profesor de yoga ya dice anTón! Pero esto último es lo de menos

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Qué bien! Casi he oído crugir desde aquí tus huesos.
Gárgara, me gustó tu palíndromo, ¿cuidas de mis fotocopias? Está visto que lo que se guarda en bolso ajeno siempre se olvida...

1:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

crujir.(De or. inc.).

1. intr. Dicho de algunos cuerpos, como las telas de seda, las maderas, los dientes, etc.: Hacer cierto ruido cuando rozan unos con otros o se rompen.

En fin.

1:42 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home