La belleza, el amor y la vida

Más bien fue un amor muy a ras de tierra, muy reptílico, sin matices, sin placeres exquisitos, sin sensualidad...Algo muy tosco, de una pobreza más bien humillante y sin el más mínimo misterio -dijo, y se echó a llorar.
Los consideraba almas tétricas que tenían prohibido dudar. Ahí estaba el problema, en la abolición de la duda y hasta en abolicición de la oscuridad (...)quizá eso es el mal en contra de lo que tenderíamos a pensar: la abolución de la oscuridad.
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