miércoles, julio 13, 2011

La belleza, el amor y la vida

Aquella chica me comunicaba ingravidez quizá porque poseía un cuerpo de un equilibrio tan emocionante que no me permitía teñir de obscenidad ninguno de sus miembros, creando de pronto ante mí la ilusión de la belleza.

Más bien fue un amor muy a ras de tierra, muy reptílico, sin matices, sin placeres exquisitos, sin sensualidad...Algo muy tosco, de una pobreza más bien humillante y sin el más mínimo misterio -dijo, y se echó a llorar.

Los consideraba almas tétricas que tenían prohibido dudar. Ahí estaba el problema, en la abolición de la duda y hasta en abolicición de la oscuridad (...)quizá eso es el mal en contra de lo que tenderíamos a pensar: la abolución de la oscuridad.