lunes, julio 11, 2011

La piel dura

En la piscina Complutense hay un gran trampolín de cemento. Si te tiras bien caes dentro de una película de Truffaut y durante un rato estas rodeado de plumieres, atlas del mundo y niños con pantalones cortos que recitan a Moliere de memoria. Viajas a un tiempo en donde toda la energía del día se consumía hasta quedarte dormido entres risas o sollozos.

Cuando subes a la superficie te encuentras una ciudad seca y dura donde te quiebras en dos y las partes empiezan a no reconocerse y se atrincheran tanto que soy tan dos que los senderos de los jardines ya no se bifurcan.

Y entre los dos un vilonchelo desafinado surca el espacio que nos divide y lo hace de manera profunda y ahí se queda la energía que no somos capaces de consumir.