sábado, junio 15, 2013

El ayer termina siempre


Isabel Coixet (creo) ha rodado una película por debajo del nivel del título, de su calidad y del bagaje que maneja.  Como la muerte, el ayer es el de lo demás y sí termina casi siempre. Yo mismo he colaborado en terminar con algunos ayeres ajenos.  

Enric González, en sus Memorias líquidas tampoco cuenta demasiado tras treinta años en El País, sólo su resquemor y su admiración hacia terceras personas. El libro se lee en menos de 24 horas y eso siempre es bueno.
En ocasiones me siento usado, llevado y traido, manoseado, utilizado, gorroneado, excluido, ninguneado y explotado. Basta decir un par de noes para colapsar tu buzón telefónico, que es el buzón del alma.