domingo, abril 08, 2012

Las horas muertas

Los amigos lo son por lo que intentan; no por lo que hacen.
Los enemigos también


"Nada me queda más que la certeza de tu bondad". Virginia Wolf escribió esta frase a su marido antes de de ahogarse. Pensé de cuántas personas podría decir esto y, menos mal, me salía alguna. En Las horas tres mujeres con parejas estupendas desean lo que no tienen pero son egoístas y cobardes, incapaces de ponerse en el lugar del otro, orgullosas; seguramente tienen miedo a cumplir sus sueños. Prefieren soplar los cuatro naipes que intentan levantar castillos de amor apoyados unos sobre otros, frágiles pero rectos, simplemente porque no les satisface el ritmo de construcción, su intensidad o la forma de edificio. Cuando las cartas caigan todo será erial.

Ha terminado con su pareja y ha llamado para contármelo. Agradezco eso más que un regalo de cumpleaños. En momentos así siento la amistad como propia, integrada ya en mi vida, quizá irreductible. Aquí tiene una cama.