martes, abril 21, 2009

martes

A Olavide bajan las señoras de por ahí de toda la vida y pagan con las bolivianas, ecuatorianas, peruanas y alguna dominicana los rencores acumulados dando así algo de aire a los camareros, objetivo no hace mucho de sus malos modos, justo antes de que los Andes pusieran su pico en Madrid. También, las señoras, hacen ruido pon las sillas de hojalata.

Las madres jóvenes, carrito en mano, se desescuchan hablando de maridos y niños y confían su suerte a unas enormes gafas de sol, generalmente negras. Una francesa y un americano intercambian sus lenguas vistiendo así un poco el audio de la plaza, que tira a bohemia pero hace años que no lo fue.

En los bancos no hay que consumir y se está en cierto silencio. Hay mujer con portátil y viejo sin plan. Pronto volverán los niños del colegio.