martes, mayo 28, 2013

días rebosantes


Vi un señor tomar un  café con pinta de buena persona, su maletín de cuero cargado de muestras, que leía un periódico a mitad de la mañana. Dejó el local y sentí la necesidad de hacer algo por él, aunque igual no necesitaba nada. Vi sus gafas olvidadas y salí corriendo por la calle sagasta: ¡señor, señor! Se las dí y fui feliz. Fui feliz también en la junta de distrito de centro. Atienden al público una china y un marroquí.

Llegué a Paul Klee, demasiadas rectas para mi poco fuelle. Si estás cansado valen más unas palabras de Jesus Ferrero (existir/vivir) que unos colores de la Bauhaus. A Savater, contertulio de profesión, no le encuentras un gramo de literatura en su sangre, estés cansado o no.

Escuché después a Amancio Prada que siempre me recuerda a Omar, amigo, ex amigo y cadáver ya hasta en mi memoria. La vida es un rodillo que tampoco respeta las muertes ajenas. Supongo que la propia, sí.

sábado, mayo 25, 2013

Sentarse en tirso de molina (metonimia)


Si te sientas al lado de los puestos de las flores, su olor te distrae de la tapa a traición que intentan colocarrte los camareros de pelo afritangado de los bares de la plaza que llevan las sugerencias del bar en su propia camiseta. Me recuerda a un antiguo peluquero que pensaba en hacerse rico colocando publicidad en los baberos de peluquería. Hay en La latina una belleza que crece a medida que yo decrezco. Se ve el frescor de las chicas que eligen verdes militares para su atuendo y mucha ingenuidad en los chicos barbados, que andan seguros en su desidia sin darse cuenta de que su novia, un día de estos, se cansará de la desidia, de la barba y de los rollos macabeos que le suelta sobre el cine de Roselini. De la pastelería de la plaza salen gentes felices con su merienda poslaboral y algunos, los superfelicísimos, hablan con la boca abierta llena de bamba y nata en lo que supone un acto de espontaneidad al prójimo sin igual. Pasa algún indigente, últimamente con jersey de rombos, malvado y sucio y algún americano da una clase de inglés con ese empaque de los profesores de idiomas nacidos en una cultura que lleva años cultivándolos, a ellos y también la metodología más rentable. Todas las floristerías de la plaza pertenecen al mismo dueño. ¡Toma diversificación comercial!
Me acuerdo de aquel diálogo de Shame en el que él comenta esa estupidez que alguna vez he comentado yo mismo para impresionar a alguna chica: "mira, esa pareja lleva diez minutos sin decirse nada. Vaya fracaso". En la película ella, responde :"igual están conectados".
Una chica compra pan para cenar. Se puede confiar en alguien así.

jueves, mayo 23, 2013

Un poco de pasta basta, giooooooor


Ya sabíamos que para pensar sobre una mazana que cae hay que tener un jardín en Chelsea y que lo único relevante del XX ha sido, fue, la inadaptación de la vanguardia, suerte de epílogo romanticista. Ahora que sabemos que jesús de nazareth no exixtió o, al menos, no repercutió sobre su tiempo, que Colón no fue el primero en llegar y que Shakespeare probablemente no escribió ni una sola palabra de las que se le atribuye podemos entender el momento de zozobra que vivimos, de mentira perpetua, por no hablar de que los salmones hace décadas que no son rosados, sino coloreados como un película de John Ford. Pero la historia está muy bien para saber que la revolución francesa fue el final y no el principio, que Lisboa tuvo que ser ser destruida para renacer, como San Francisco o que la enciclopedia de Diderot quitó a la iglesia el monopolio del saber. En fin, lugares comunes de un mundo que está en pañales y todavía por hacer ajeno a la historia, desechando el nudo hecho, convirtiendo el desenlace en una máquina. Con un poco de historia, o de Gior, basta.

Hoy tengo tabasco en el alma.

lunes, mayo 20, 2013

Sifón sobre el futuro



No tengo mucho que contar. Solo porque he comprado unos geranios sin acento, algo de queso de Burgos y porque al lado del teclado hay una jarra de medio litro llena de ginebra y sifón de algún maldito que anduvo por aquí anoche, tengo algo que contar. 

Y eso que vi La caza, película ya contada mil veces, esa masa enardecida y sus consecuencias, o,  La dama de Shangai, Rita teñida de rubia, Orson de persona. Supongo que para eso, para poder contar algo  leí medio catálogo del Guggenheim de Bilbao. En sus paredes -parece ser- que Bourgois representa de manera visceral los estados psíquicos humanos y que sus personajes aceptan su propia vulnerabilidad. Beckmann, siguendo con el catálogo, está más interesado por la condición humana que por representar el momento histórico. Así es como un catálogo del arte estéril del siglo XX dibuja la calle Fuencarral de nuestros días.

Siento que tengo muy poco que contar, que mi opinión anda macerando y que mi producto es prescindible.  Son tres grandes noticias. La infatigable madurez llama a mi puerta y pelea con el malditismo.

miércoles, mayo 15, 2013

Cosas en que pensar cuando pierdes el móvil


Un snob es aquel que hace todo lo posible para que le inviten a un fiesta. El dandy hace todo lo posible por que le echen. Simpatizo más por el segundo.
Hay que estar en plena forma para sujetar el personaje que nos construimos. Seguramente por eso los gimnasios están repletos. 
Como proyecto, el egoísmo me empieza a interesar. Tengo tantos amigos a los que le va bien así...
Sentir que mi capacidad de desear no decrece es casi el único clavo al que me puedeo agarrar para el futuro incierto. 
Tengo un agujero portátil donde a veces me dejo intoducir; sólo Joseba es capaz de sacarme de él.

martes, mayo 07, 2013

No me gusta la primera persona

Me da pena guardar los calcetines de lana cuando llega el verano, con los que duermo los días en los que el virus de la intranquilidad recorre mis sistemas y me siento arropado y remoloneo y sobre mí mismo, giro y los pies se convierten en dos copitos de lana.
Me desagradan los músicos callejeros que en verano conectan sus instrumentos a un altavoz para sacarse unas perrillas y chantajearte con su buen rollo y romper la siesta o cualquier conversación, esos que molestan a cambio de nada y que hacen que  cuando un día escuchas un acordeón parisino descubras el verdadero sonido del instrumento. 
Me encanta un arquitecto con un metro en la mano, midiendo distancias, poderoso, febril, implicado. Me gusta esa moda femenina y atrevida de las transparencias, mujeres al fin sin miedo, caminando erguidas y felices para el deleite de los estetas y supongo de los pervertidos. Me aburre el desánimo, la queja constante y el pesimismo del que yo a veces tampoco me libro.
Me encantan los días soleados de primavera con Radiotres de fondo y tu coche, altivo, dándose un garbeo por la castellana o similar. Me gustan a llamadas imprevistas, las cervezas de un trago, un poco de música en una casa acertada, la música y la casa, me gusta el olvido saludable y la exigencia personal. 
Me entristecen los amigos tristes, la tristeza, el error, los planes rotos, la cobardía.

Me emociona la humildad, cada día más.