martes, mayo 27, 2008

murakami



Resulta que a mi amigo Fer le encanta Haruki Murakami y como no lo he leído, intuyo que debe ser un escritor blanco y delicado aunque no estoy muy seguro. Es bastante famoso. A quien sí he leído es a Ryu Murakami franco y duro, y bastante negro que cuenta sus juergas repletas sodomía, caballo y psicotrópicos en general, sin ponderar y sin sentimientos, de manera franca y real hasta el extremo. El cuadro es de Takhesi Murakami; dicen que es el nuevo Warhol así que así será. Y hay otro Ryu Murakami, músico en tendencia. 

viernes, mayo 16, 2008

Colajet

Después de 
varios veranos de ausencia 
y tras la movilización de la gente, vuelve el...

miércoles, mayo 14, 2008

las películas

En la 2 hay una chica tan guapa que tengo ganas de llorar. La belleza, como la muerte, no es la tuya, es la de los demás.
Conocí a Sissy Spacek haciendo de adolescente rebelde en Missing y ya está de madre de adolescente rebelde, ajada, mayor. ¡Oh!
Su hijo se muere y siento su dolor.

Recuerdo a mi madre con lágrimas en los ojos cuando yo viajaba a Madrid a estudiar con una maleta cargada de Fabadas Litoral mientras decía ¡No sé por qué te tienes que ir!
No sé para qué necesitamos las películas...

lunes, mayo 12, 2008

La esquina de tu cerebro


La novias se convierten en amantes. Después en ex amantes y amigas; mañana en recuerdos. El deseo, instrumento de poesía, desaparece a cambio de un par de cuentas corrientes. El alma ardiente quema las cuerdas de un contrabajo que acompaña, como una banda sonora, las noches en las que los personajes de Fitzgerald ganan a su manera mientras pierdes tú a la tuya. Sale el sol con olor a morcilla de las Vistillas y las paredes de tu casa retumban el silencio que produce un exprimidor manual mientras la caldera calienta el agua demasiado lentamente y, por el sumidero, se va la fría, y los restos de noche negra y blanca. Las camisetas raídas se esconden en los cajones, junto a algún cinturón ruidoso,  y se resisten a caer en cualquier parroquia con perfumes de posguerra y permanentes enlacadas de Chamberí.

¿No hay un bar que invite al debut diario de tu mirada y choque con algo de dulzura femenina, limpia y radiante, cansada también de su vida pero llena de ilusión por un futuro que –ella ya lo sospecha- no será mejor que ahora?

Te has metido por un  momento en un cuadro de Hooper y crees que esa esquina es la buena, pero estás equivocado porque tus esquinas son las de Juan Gris y todos esos picos ya no viajan por las venas del sentimiento. Se han quedado aparcadas en la caseta del pensamiento con una tarjeta de aparcamiento en vigor.

He visto una ejecutiva vestida de Zara, un camarero con el tatuaje de Guti, he oído unos pájaros eléctricos, urbanos y zumbados, y he pinchando sobre el nuevo i mac un archivo harto de ser sólo un archivo. Quiere ser web.