jueves, febrero 25, 2010

Cabalgaremos juntos durante los próximos años



miércoles, febrero 24, 2010

No-Quejas

El psiquiatra no me atiende telefónicamente porque -dice su secretaria- que está muy ocupado; como si el material que maneja se pudiera resolver con un servicio de atención al cliente; no volveré. En caixa galicia llevan 21 días para devolverme una comisión cobrada equivocadamente. Si lo llego a saber podría haber enviado a Samanta Villar. Por su parte, el pollero no me ha cortado los contramuslos porque ¡¡estaban de oferta!!
Pero no me pienso quejar. De hecho no me quejo porque ayer vi A single man y, por la noche, tras el partido del Barca, Lorrie Moore escribía así:
(...) o quizá porque la tierra se había inclinado hacia la sombra y el frío y todo el maldito futuro parecía metido en esa tinta oscura, una noche, en la sala de estar, después de un beso que sólo a Mack cogió por sorpresa, e incluso entonces solo un poco, Mack y Quilty se hicieron amantes.

domingo, febrero 21, 2010

Tres rusas en el Cock

Vinieron tres chicas extranjeras y les dije bienvenidas.

Se sentaron en la mesa de al lado, casi codo con codo
Les hablé de Pushkin pero ellas venían a ver a Rubens,
Eran educadas y se alojaban en el Ritz;
nunca conocí a nadie que se alojase en el Ritz.
El chiste zafio era pensar que sus maridos eran narcotraficantes.
pero no era verdad.
Se fueron con mi teléfono
pero jamás tocaron aquellas teclas.

Antes de despedirse
nos besaron
...tan elegantes
y nosotros tan zafios.

viernes, febrero 19, 2010

Hilo dental


Un hilo metálico con una altura a tres metros del suelo recorre desde Montera hasta Tribunal. En él, los transehuntes cuelgan sus acentos y a veces las nacionalidades y algunas compras. Pisan por ahí treintañeros imponentes y alguna moderna insegura y desafiante. Pasado el lúmpen inicial, a mitad de Fuencarral, te encuentras con una rotonda imaginaria que te lleva peatonalmente a Chueca o Malasaña dependiendo de la marca de tus pantalones y de dónde hayas quedado con el camello. Yo (desgraciadamente) sigo recto hasta el Café Comercial. Me gustaría recoger a cualquiera de esas chicas que esperan tras la cristalera a su cita con un gorro de lana y resoplando para cenar bien y follar mejor esa misma noche. Hay parejas de noruegas, algún canario y unos padres que han venido a ver a su hija y andan como perdidos aunque él se hace el fuerte y la madre sólo piensa en sus cosas. Cruzar Bilbao y llegar a Luchana ya no sirve para nada. Ahí muere tu noche. En una cafetería franquiciada dos profesoras de secundaria tiritan cerca de un enorme café con leche. Quizá luego se animen a una cerveza en cualquier bar irlandés.
Ya estoy en casa

miércoles, febrero 17, 2010

Ornitología para un águila

La Academia de San Fernando es un mini prado. Hay que ir desayunado porque el síndrome de Sthendal no deja de acechar. En cambio, si vas al Museo Romántico debes llevar un buen puro porque al lado del comedor, pasado el gabinete, hay un fumador donde los hombres se dedicaban a pensar en conquistas verdaderas y posibles mientras sus mujeres, en el otro ala, escribían cartas de amor a sus amantes fogosos y clandestinos.
Lorrie Moore, que no confunde la falta de sofisticación con la ternura, hace una gran pareja con Glen Gould y la haría conmigo si un día aceptase un steak tartar en el Caripen o en La Clarita. Escribe así: precisamente cuando creía que la vida había vuelto a la sencillez, su madre le daba una nueva porción de mundo que debía organizar. Luego, en la frutería grande, en la que ponen música disco en el área de hortalizas, meto en la misma bolsa los pepinos y los pimientos verdes italianos. Suelen coincidir a 1'69 y cuando paso por caja la cajera fumadora mira con turbación a la bolsa mixta. Pero reacciona bien. Llevo también dos pomelos sueltos que coloco con suavidad en la pequeña báscula que me sonríe con sus números rojos y digitales.
Mi ex ordenador está ahora mismo siendo intervenido por tercera vez para recuperar su vida y mi pasado. Está en buenas manos.

lunes, febrero 15, 2010

Soy una canción de astrud


Soy uno que camina por la nieve, el que pisa suave con un portátil enfermo a punto de ya no ser; soy quien asiste a las intrigas de damages, el que ve los goles de Cristiano Ronaldo, el que se asoma al facebook para nada, el que descubre el circo científico y una película de Haneke que es tan buena que solo sirve para verla. Soy el que se toma las drogas y el que las deja, el que cambia un libro de Murakami por algo de Henry James; el que pregunta como estás y el que responde que bien. Soy el que escucha a Manolo Molés y a Macarena Berlín, el que ya no se va y tiene libros de fotografía gordos casi sin mirar. El que escucha cualquier cosa y ve sólo lo que le interesa, el que entiende casi todo lo que pasa, el que asume las reglas cuando le perjudican pero no abusa de ellas cuando están a favor. El de los domingos con lavadora, con el runrún del transistor, el que entró en terapia y salió, el que al final todo le llega, el de los sandwichs mixtos y la cama vacía, el que se ha hecho mayor y fuerte a base de café sólo y macarrones con tomate; el que no perdona y y lo tiene todo ordenado pero sucio. El que nada le es ajeno. El que está agradecido y ya no sufre cuando le llaman de usted. El que ya no se mueve. El de la cola de inem y la cola de Rodilla; el de la crema de calabaza y el zumo mañanero y unos garbazos con chipirones por temporada. Soy Almodóvar perdonando a la academia y también Coixet harto de ella. Soy el que pide opinión y consejo, el que perdió el golf y cada domingo huele el semanal del País como si fueran los cromos que coleccionaba de pequeño
el que tiene el amor sin gastar y vuela.

domingo, febrero 14, 2010

Me siento cada vez...

menos Larra.

Las noches y los días

El día que la conocí me arrinconó y empezó a besarme sin más. Sacó su larga lengua y yo me dejé. Ayer pasó lo mismo, esta vez, contra una máquina de tabaco. Ni la primera vez ni ayer quiso venir a casa.
Ha venido hoy, con un ramo de mimosas, esta mañana. En el bolso llevaba la letra de una canción de Edith Piaf y la lista de los países del mundo con sus capitales. Le da rabia no sabérselas, me ha dicho.
Frente a un sandwich mixto me hablaba de un verso de Gil de Biedma abrazada como una perra enferma