Manuel
Había sido un hombre con suerte: a los catorce le expulsaron del colegio, a los quince años se escapó de casa, a los dieciséis se tomó un extasis y a los diecisiete conoció los conflictos universales del cine clásico. A los dieciocho quiso saber y se acostó con su profesor. A lso diecinueve cambió de ciudad, a una más grande. A los veinte conoció unos ácratas de un sistema al que querían incorportarse por el camino más dificil. Luego se enamoró perdidamente y le dejaron de golpe. Viajó y se detuvo en el punto definitivo a tiempo. A los treinta se enganchó a las drogas y jugó con la autodestrucción. Se reconstruyó. Se hizo persona. Y cambió su personaje por los afectos.
A los cuarenta descansó, despensó. Ya había conocido los paisajes a través de las gentes. Y sabía que sin represión no hay neurosis
Ahora está en Zambia o en algún sitio parecido, con mar y verjas de madera, con una camiseta vieja fumando, tranquilo.
A los cuarenta descansó, despensó. Ya había conocido los paisajes a través de las gentes. Y sabía que sin represión no hay neurosis
Ahora está en Zambia o en algún sitio parecido, con mar y verjas de madera, con una camiseta vieja fumando, tranquilo.