sábado, septiembre 20, 2008

Erica no sólo es un huracán.



Poco después de que Marcos relacione las grandes damas venecianas con los gitanos del rastro y los meta en el saco de los que te niegan, y dejando para más tarde el significado del verbo negar escucho los alaridos heidianos de Erika Stucky en el Círculo. Enajenada, tiene mucho más de lo que muestra y le queda amor para conversar con los asistentes después de ese vaciado y antes de partir para Munich donde toca mañana/hoy/parael/ector. Tenía más fuerza ella que la suma de todos los que estábamos y un poco menos que el cantante de Sepultura. Quizá con otra educación yo hubiera podido dedicarme al cabaret; y si hubiera sabido cantar, claro. Pero las prioridades se cumplen de una en una y, cada una, cuesta diez años. El ambiente era más teatrero que el de Conde Duque donde me dejé impresionar hace un mes también por Erica Badou a quien pensaba que no olvidaría jamás pero me equivoqué.


El café del espejo, hoy, es como una playa de la costa dorada conde te tumbas y escuchas conversaciones ajenas. Y consigues sentirte turista y protagonista de algo que va a pasar, como si estuvieses en yuna ciudad exótica, quizá Venecia.

Hoy tengo dos fiestas y debo demostrar que soy capaz de comportarme. Mi sobrino (a instancias de su madre/porsupuesto) me pide que regale por su cumple un dinosaurio.

Aquí estoy yo, Andrés.

miércoles, septiembre 17, 2008

Dos o tres segundos de ternura

Una lavadora, algo de Keith Jarret, una llamada de Mar; el olor a suavizante, el sonido de la música, la memoria del recuerdo. Un helado de frambuesa en Alonso Martínez con dos chicas, sentados sobre un poyete en postura teenager, con olores a piscina militar... escucho el honor del estar con ellas. Una ensalada de rúcula y el japonés de la mañana. DH Lawrence rondándome y Ryoko hablándome. Hasta Japón, la asusto queriendo. ¿Qué se le pregunta a una japonesa cargada de la nostalgia de lo que nunca existió? ¿Si existió? Angélica recién casada; no parece cansada. Mañana llamará Fer; a ver. Y mami tan herida; daría la vida por cualquiera y a veces hasta gratis. Tendrá que cambiar. Tendremos que. Tendrá que curar.

Andan por ahí una par de pomelos sin color, tristes, sin saber qué harán: si serán exprimidos junto a un par de naranjas vulgares o si serán olvidados en el fondo, junto a las patatas y tres pelotas de remolacha.

martes, septiembre 16, 2008

¿Y tú quién eres?



Déjame ser hombre bala por un día y salir disparado hacia un arco iris irrompible. A nadie le caerá ningún cristal. No pidas para mí las cualidades extraordinarias que no tienes. Para ti la misa diaria, la pastelería pija y el poleo menta. No hay obra sin biografía. Si no te gusta, dile a Caronte que no te cruce el río, que te da más miedo la otra orilla que un tiburón. Cada mañana, desde hace quince años, me mide el mundo para renovar el último contrato de obra; pongo lavadoras de color y de blanco, llamo a mi madre, me la juego en la red y en el segundo servicio y no reprocho a nadie su conducta. Este es el animal que llevo dentro. El que ha superado las expectativas más optimistas, el que jamás miente ni se esconde, y el cultiva el amor a cortísimo plazo. El que disfruta en los mejores restaurantes y en los peores tugurios. El que entregó hace años todas las armas a sus enemigos para no temerles. Déjale romper algo de lo que construye porque se alimenta de escritores de entreguerras y de romanticismo de vanguardia, que no se mete con nadie, que prefirió los macarrones de Día a al caciquismo de pueblo. Pero si quieres puedes hablar, aunque es mejor que no te mires.

jueves, septiembre 11, 2008

Venga quien venga

Mañana termina la primera parte de mi vida y doy una fiesta para celebrarlo. Ahí, entre botellas vacías y suelo pringoso se quedará el placer básico del exceso, las prioridades equivocadas y un puñado de personas convertidas cada cual en su historia. En esta zambullida vanidosa salpicaré a los hermanos Álvarez que si confirman, hablarán de su vuelta a la vida, uno y, de su vuelta a la polis, otro. Estarán recuerdos de programas y compañeros de codo con codo que fueron más que eso y que lo que siguen siendo y, con suerte, lo serán. Chicas desconocidas a las que trataré muy bien al principio y mal al final. Alguna en estado embrionario nada embriagador para mí y esos cuatro o cinco que prefirieron casarse y convertir en par las reservas de habitación de hotel que tan caras salen para uno sólo. Veteranos habrá pocos porque Madrid es tierra quemada y no da para la amistad crezca, compañeros de trabajo vigente tampoco, porque esto tiene algo de erial.
Miraré de reojo el móvil por mami y pondré la música que traigan, que la música de fiesta –como tantas otras cosas- nunca fue lo mío. Hablaré con los que cambiaron el cierzo a cierzo por el rastro a rastro, los que me compraron gasolina cuando me faltaba. G y A llevarán la subdirección del evento, y M y B harán de ascensoristas de elite. La que quiero que me guste no estará y faltarán también los que piensan que las fiestas son para el invitado y no para el anfitrión. Veré pulular a cuatro o cinco personas de tanto nivel que me pasaría el día mostrándolas. Y todos ahí pasándolo bien y con ganas de agradar mientras tu propia biografía sentada en una esquina bajo la mesita auxiliar va preparando la factura que pasará al día después.
Un par de abrazos lisérgicos, bailes felices y tres miradas lascivas devueltas pero cerradas. Como dicen los altavoces: un momento de atención.

domingo, septiembre 07, 2008

Lady Chatterley

Pero así son los hombres: ingratos y siempre insatisfechos. Cuando los rechazan odian porque los rechazan. Y cuando se cede, odian también por alguna otra razón. O sin razón alguna, como no sea que son como niños exigentes y nunca quedan satisfechos, haga lo que haga la mujer.

A pesar de todo, Connie comenzó a experimentar en lo más profundo de su ser una sensación de injusticia, de que era estafada. La sensación física de injusticia es peligrosa desde el mismo momento en el que nace y consume a quien la padece. La sensación de injusticia formaba parte de de la catástrofe general