martes, julio 31, 2012

El viaje a alguna parte

Tras este julio turbulento lleno de caminos en espiral que van a morir al mar lo mejor ha sido, sin duda, las sandías sin pepitas. Creo que el diseñador genético estuvo "sembrado". No así (me entero tarde) Hooper, que parece que los únicos cuadros interesantes que tenía eran los que ya conocía.

Cuando la necesidad se convierte en apetencia y el pánico ante lo inconcluso en el dulce sueño de una noche de verano se está en condiciones de viajar y pisar en un mismo viaje Europa, Asia y África. De los 22 países en los que he puesto el pie, en más de 15 lo hice tras un desencanto sentimental. Steve Jobs se lo hubiera pasado pipa desarrollando con mis viajes su idea de los puntos comunicantes.

Me gusta el pasaporte inmunológico. Dará a mi equipaje un aspecto exótico-aventurero al que también acompañarán una pulsera anti mosquitos y unas bolsas de plástico especiales donde proteger de las aguas turbulentas aquellos objetos que no pueden mojarse, justo hoy que, mientras veía un partido, he deseado ser jugadora de waterpolo.

He vuelto a facebook. Tras dos meses de baja, echo de menos su información filtrada y las oportunidades que ofrece de varios tipos. 

sábado, julio 28, 2012

Antes de la partida


Un grupo de amigos (fuera de la foto hay más), con empatía, que saben lo que me conviene, que piensan en mi bien, que intentan acertar  y que aceptarán lo que yo decida.
No se me ocurre nada más leal.

jueves, julio 26, 2012

El amor lírico no presencial

Sebastián había desarrollado una teoría personal respecto al amor en la que distinguía el amor épico del amor lírico. El primero era el que se desprende en las relaciones rápidas e infructuosas, el de los jóvenes que saltan de cama en cama, el de la universidad, el amor estéril que tiene más que ver con la autoestima y es más animalizado, en cierto modo más real. Sebastián había renunciado a eso, a convertir la costumbre de la compañía en algo necesario. Para él el amor era una idea demasiado elevada y su representación que de él hacían los hombres era una copia tan burda que había elegido el amor más lírico, el que tiene que ver con los ideales más elevados, casi caballerescos. Y habría sido feliz si esa mujer aquella tarde le hubiera dado un mechón de sus cabellos. Él lo habría guardado en la empuñadura de su espada y habría salido hacia la batalla, quizá a luchar contra los turcos o más lejos. Ese forma de amar, también a nivel teórico le ayudaba a no impacientarse, a tener cierto control de la situación y a no malgastar energías en escarceos baldíos ni en tormentos de verano. 

miércoles, julio 25, 2012

Daño

Tengo una gran capacidad de hacer daño a la gente que nunca empleo. Pero a veces, ocurre. De manera totalmete involuntaria inflijo dolor y esa sensación de culpa me abre en canal la zona del pecho y se me llena de babosas y algunos insectos voladores que se suben hasta el cerebro y asoman por los ojos tapando las lágrimas que deberían caer.
De todas las sensaciones que conozco es la peor. 
Prefiero mil veces me lo hagan.

No tengo claro si ha ocurrido últimamente.

jueves, julio 19, 2012

Lbi


Llevaba también, en la cabeza, el hervor de la nostalgia por lo no sucedido, el burbujeo ansioso de los acontecimientos no escritos y la sensación de que una bolita había girado alrededor de la ruleta de su biografía y que no había caído en el número al que había apostado. Esa era la razón por la que estaba en su coche tragando kilómetros de regreso con carteles que indicaban “Madrid” retumbando en su mirada. En cierto modo era una  ficha de parchís que volvía a su casa como  penitencia por haber sacado tres seises seguidos.
Estaba huyendo de su propia huida y ella lo sabía.

martes, julio 17, 2012

Santiago Carrillo, icono de los fumadores



Le faltó fuerza de voluntad para dejarlo, 
pero no fastidió a nadie (al menos desde 1940).
Estoy casi seguro de que es un buen tipo. 
Sentiré su muerte.

sábado, julio 14, 2012

Efeméride

A mí también 
me ha despertado, 
 de madrugada, 
la sed 
del agua pasada. 

En la nevera sólo hay mayonesa Hellmann`s y mermelada de melocotón, en unos frascos tan enormes que lo ocupan todo. Al volver a la cama he descubieto que Iker Jiménez ya no me quiere, que a Satie le han cortado los dedos y Brahms no titubea entre las teclas de la fresca mañana. Mi bañera está llena de petróleo y 
 solo escucho un clavicordio insoportable en este espacio enorme donde ya no estás.

viernes, julio 13, 2012

Henry Fonda


Se ha filtrado a través de las rajitas de la persiana un trozo de tarde seca, en esta semana que, entre otros terminares dolorosos, finaliza el tratamiento anti-biótico que me ha dejado como una seta pese las reapariciones, conversaciones interesantes y planes estupendos para salir de la pequeña catástrofe. Se me ha puesto cara de Henry Fonda en Falso Culpable, pero con un par de cervezas negras volveré a ser Jack Lemmon. Si no hiciera tanto calor saldría de la caverna platónica para tocar las sombras que se mueven y averiguar cuánto hay, ahí fuera, de real y cuánto de reflejo.

Por la noche, al volver a casa, semipedete y feliz, se oyen en Alonso Martínez las pieles frescas y los susurros de preuniversitarios que tiran del carro del amor lozano, jóvenes llenos de autoestima y con poco futuro que estiran la noche para conseguir un idilio breve y sueñan con acabar en un parque  metiendo mano a una persona cuyo nombre no recordarán dentro de dos años. Cuando llegas a la calle Pelayo todo está suave, camisetas de tirantes y barbas cuidadas dan al guetto un tono playero mientras pienso en el reciente amor imposible con la persona perfecta y recuerdo la frase de Sonia en un instante esplendoroso: siempre he sabido que yo soy yo; no mis circustancias.

miércoles, julio 11, 2012

Casa

Hay en mi balcón una buganvilla que ha echado unas flores violetas y un rosal con nueva rosa roja que se abre mientras gira la lavadora aclarando la ropa y también al que la lava. Hay una televisión que hace de radio clásica, un par de cuadros torcidos, un jazmín que no florea y olor a vainilla de una vela de ikea. Hay un bote lleno de antibióticos, alguna llamada  perdida a la espera de ser tomada. Hay zapatillas de verano, una tortilla francesa, un vecino solitario, unos pies de madera, una luz indirecta, unos yogures de pera y, queso fresco en la nevera. Hay ceniceros limpios y una almohada que sobra, una raqueta vieja y  una madre zaragozana. Hay una botella de vino y algún que otro libro, una pizarra, una charla, un plan para mañana.

La condesa Olenska


Ha florecido por cuarta o quinta vez, en casa, La Edad de la Inocencia. Es un compendio del amor y las relaciones. Él practica el amor crispado, la persigue para saber de lo que huye, pierde su equilibrio, se enfada, gime y la vuelve a amar de manera frenética. Sólo piensa en lo suyo y quiere que las cosas se hagan a su manera. Ella mola más: es firme, practica el amor generoso y piensa por el bien los dos.   

Él lo estropea todo y ella, años despues, se conviertirá en la visión completa de todo lo que perdió.

lunes, julio 09, 2012

Malcolm Lowry

Tengo vinculado el descubrimiento de mí mismo y  mi pasada tendencia al abismo a las lecturas de Hemingway, Fitzgerald, Capote, Cheever y otros alcohólicos, y a las adaptaciones de T. Williams que, en la época de la inmadurez,  me llegaron a poner en situaciones que no debería haber vivido. Hoy me siento más cómodo con los judíos pijos de Nueva York (Roth, Below, Auster, Leavitt o de Lillo) Parecen inofensivos y buenos acompañantes para estos días más sosegados en los que la madurez afortunadamente sigue sin aparecer.
Esto lo he leído en Malcolm Lowry, que pertenece al primer grupo, quizá el párrafo más triste que se haya escrito nunca:
–¿Recuerdas cómo  la noche anterior a tu partida concertamos de hecho una cita para cenar en la ciudad de México, como si hubiéramos sido una pareja de desconocidos?
–No acudiste a ella.
–Fue porque a última hora no pude recordar el nombre del restaurante. Solo sabía que quedaba por la Vía Dolorosa. Fue aquel que descsubrimos juntos la última vez que visitamos la ciudad. Entré en todos los restaurantes de la Víaa Dolorosa buscándote y al no encontrarte me tomé una copa en cada uno
–Pobre Geofrey
– (...) Ahí me tenías vagando de la ceca a la meca, forcejeando y creyendo todo el tiempo que si solo hubiera podido dar contigo lograría impedir que te marchases al día siguiente.

miércoles, julio 04, 2012

Belleza estéril



Se quedó un rato apoyada en la pared fumando en el aparcamiento del hotel. El atardecer la cubrió de una falsa paz. Como si del cielo hubiera caído una tormenta dorada de aceites de girasol, todo el paisaje se tiñó de oro salpicado por los discretos verdes de los cactus y las pitas que, a saber dónde guardaban el agua para mantenerse en pie. El sol tampoco tenía las ideas claras y tras pelearse con nubes imperceptibles, disueltas por la kalima de la zona, pintarrajeaba después todo de color mostaza como si quisiera convertir a Virginia en un personaje de animación que vive dentro de un sueño en una historia fantástica llena frutas de color albaricoque con las cejas naranjas y la boca grande, sentadas en una silla de Van Gogh. Con los blancos invernaderos lejos de su vista fundió su vestido corto con los tonos de aquel momento, mimetizada como un saltamontes de patas aritméticas y puso sus brazos en jarra formando en su propio cuerpo formas triangulares conocidas de memoria por la naturaleza.
Los socios del horizonte, el cielo y el mar, se hicieron más y más anchos. El silencio abrió su boca y lo convirtió todo en azul que lo engullía todo, callaba a los bichos, escondía a los coches dispersos por las comarcales que aparecían y desaparecían dentro de aquel cuadro majestuoso. Después, el silencio se hizo noche. Sombreó el paisaje primero de gris y luego de negro.  “Cuando llegue a casa –se dijo– haré croquetas de pollo y huevo”.

lunes, julio 02, 2012

Cosas que se cuentan


Dice Joseba que el día que tenga que pedirme perdón por algo será porque no tenemos ya nada más que decirnos. Eso es poesía urbana y clarividencia.  Fer, hablando de sus gustos y de cómo le gusta el estilo de un bar afirma que no quiere un zona para dejar los sktaes en la entrada. Él prefiere un paragüero. La madre de Ximena dice que tomarse un café con leche después de comer es de pobres. Y José Ángel me cuenta que lo matanza de elefantes en Africa suele estar reglada, que varios tienen que morir para que sobrevivan otros. A uno de esos supongo sería a por quien iría el rey, uno de los  que mueren de hambre porque sus dientes se caen  y se acercan al río a por las plantas más blandas.

Nesspreso, esa multinacional, no emite facturas si no perteneces a su club. En ese acto se funde la tontería extrema de una imagen de marca  con nuestro bananerismo infinito. Por eso arrasa, supongo.

Wes Anderson es un lago de aceite de oliva , un balneario para la segunda edad, un rito zen, una caja de recuerdos de la adolescencia que debemos tener y que no descarto volver a vivir.

domingo, julio 01, 2012

Movimientos


Están desmontado el orgullo ¡toma metonimia! de la plaza de Chueca tras unos días festivos y civilizados, sin nada ya que reivindicar porque está conseguido. Siempre me siento orgulloso de la ciudad el día de la cabalgata donde los chicos enseñan el culo y las chicas bailan, aburridas, algunas crispadas.
Hace veinte años que gobiernos y grandes multinacionales se  dedican  a institucionalizar la rebeldía y convertirla en moda. Era la forma más rápida de aniquilarla. Ahora ya no es necesario. Tienen al 15 M haciéndoles el trabajo gratis en un desfile de botellones carhart por malasaña de esos guapos y pobres (blancos) que “quieren cambiar el mundo” ¡toma catacresis!.

Nosotros


Esos intelectuales de semanal a dos páginas que ahora lo entienden todo y dan las claves del fracaso del a arte, del fracaso político, del fracaso de la sociedad, escuchándose con autocomplacencia, seguros en sus argumentos de tertulia barata,  deberían deberían dedicarse al silencio como postura y no aburrirnos hablando del Apocalipsis que se acerca.
Del Apocalipsis ya habló hace veinte años Jesús Ferrero en El secreto de los dioses una narración tan extraordinaria que es tan “demasiado” para la playa  como “demasiado poco” es el último de Auster.
La playa española es una sucesión de camareros amargados y familias feas y empresarios que se creen que eres tonto, que te clavan como si estuviéramos en los años setenta, sin ningún interés por satisfacer al cliente, cobrando y pagando en negro, gritando sin remisión, falseando los platos de las cartas, vulgares y gritones. Llevan en sí, como si fueran fractales, la información de todos los datos macroeconómicos del momento. Ahí tienen los intelectuales de semanal el pasado y el presente de España. De ellos (de nosotros mismos) es de lo que nos tienen que rescatar quien pueda.