jueves, abril 26, 2012

Philip Glass

Tenían pinta de neoyorquinos a los que les queda mal un traje negro. 
Entre ellos, elegante de verdad, estaba Philip Glass. Parecía recién llegado de tomarse una café con Paul Auster o de echar un polvo con David Leavitt. Tan elegante que se dejaba dirigir por un señor enorme de pelo amarillento y con aspecto de oso polar que movía sus manos de manera que, desde mi anfiteatro, parecían dos peces de mantequilla que abren y cierran sus bocas para beber de las teclas, mientras a cada lado, como telones, caían en vertical blancos y negros que eran las rejas de teclado donde estábamos encerrados el director,  los músicos y los que mirábamos de frente.

Unos vientos, además, soplaban con cuidado. Como lo hace la madre sobre el plato de sopa de su hijo para que se enfríe.

Ramón y Eduardo



El artista plástico Eduardo Mendoza ha dejado un libro flotando en  la Universidad Autónoma donde expone juegos magnéticos que homejean a Ramón Gómez de la Serna (los oradores buscan territorios a propósito). Su ayudante y representante, Lu, es capaz de encontrar ediciones de libros (El Circo de Ramón) que ni siquiera están en la Biblioteca Nacional. Se habló de Calder, juguetón y menos cool de lo previsto, y de Satie. También de Picasso aunque nadie cuenta bien a Picasso. Coincide Eduardo con Ramón en que su obra es parte y producto de su propia biografía, arrancada de su ser, al contrario de lo que ocurre con los galeristas que exponen en los alrededores de la calle Alameda y cuyas obras se enajenan del artista para dotarle de contenido y, si hay suerte, de una carrera y unos ingresos, algo que ha coseguido Felipe Ortega gracias a su talento y clarividencia. Los publicitarios tiran de artistas y los artistas copian a Ramón. 
Hay muchas diferencias entre el ambiente universitario y el de las galerías. Sobre todo de look. También en la forma de abordar cualquier evento y en los niveles de frivolidad y autoestima.

viernes, abril 20, 2012

Vida y obra de Marina Abramovic

Nuevorriquismo cultural...
en una obra deliciosa y ligeramente atroz.

Impecable y ligeramente antigua.
Brillante, inolvidable.

miércoles, abril 18, 2012

lo que importa es lo que va entre paréntesis

Está saliendo todo tan bien (fuga de cerebros llena de amigos y de amor; y de Rogelio y su talento lento, Alfredo, que pasaba por aquí, Ximena,
la convención, el dossier de Jero, mis plantas nuevas, el olor a jamín, Guillermo hablando de Repsol, otra vez Ximena, el sms de Nacho,
y la vida, que anda por ahí, despistada y fresca, recta, ordenada y vigorosa,
veterana y atractiva,
feliz)
que me voy a tomar un whiski,
quiero decir, otro.

martes, abril 10, 2012

Shame

La he visto en dos películas seguidas y se llama Mulligan. En una se enrolla con un delincuente y en la otra con su hermano. Es una mujer abismal. Por la noche llena su cerebro de vino y lo vuelca sobre unos versos inaudibles. A veces se ve a sí misma en el recuadro de una pantalla sobre fondo negro y busca la pantalla partida para saber lo que hace su amado, pero no lo encuentra. Cree que lo da todo pero no da nada y como su hermano se lo hace ver ella se intenta suicidar. Como los personajes del romanticismo es una persona al límite, inadaptada y su final es trágico En la cama del hospital sueña con unos crédito en blanco pero esa película no se deja terminar.

Él es el hijo legítimo de gran ciudad. Adicto y fantasmal. Pierde el control y de vez en cuando lo recupera. Está atormentado y no es feliz. Su biografia es densa, rebosante. Pero cambiará de vida; será capaz. Lo sé.

domingo, abril 08, 2012

Las horas muertas

Los amigos lo son por lo que intentan; no por lo que hacen.
Los enemigos también


"Nada me queda más que la certeza de tu bondad". Virginia Wolf escribió esta frase a su marido antes de de ahogarse. Pensé de cuántas personas podría decir esto y, menos mal, me salía alguna. En Las horas tres mujeres con parejas estupendas desean lo que no tienen pero son egoístas y cobardes, incapaces de ponerse en el lugar del otro, orgullosas; seguramente tienen miedo a cumplir sus sueños. Prefieren soplar los cuatro naipes que intentan levantar castillos de amor apoyados unos sobre otros, frágiles pero rectos, simplemente porque no les satisface el ritmo de construcción, su intensidad o la forma de edificio. Cuando las cartas caigan todo será erial.

Ha terminado con su pareja y ha llamado para contármelo. Agradezco eso más que un regalo de cumpleaños. En momentos así siento la amistad como propia, integrada ya en mi vida, quizá irreductible. Aquí tiene una cama.

viernes, abril 06, 2012

LBI

Como una bailarina rusa de fin de siglo a la que le cortan el tutú, le cambian los movimientos y tiene que acostumbrarse a un nuevo director, charlatán y demonio, que la llevará a ella y a su compañía a girar por Europa hasta llegar a la Francia parisina para ver nacer el nuevo siglo sin ver la luz, atada a una barra y a una tarima de madera donde ensaya una y otra vez con su tez engrisecida, su pecho dimitido y un espejo donde solo ve a otras que son como ella, igual de extremas, con una forma de vida ajena disfrutando sólo de los olores a fruta en unos mercados que no existían en San Petersburgo.

Un poco más adelante, esa bailarina que podría ser ella misma, habría acabado entre las rejas de Mondrian si no hubiera encontrado un momento entre el follaje del bosque en que se había convertido su vida para anclarse a un segundo, clavarse como el ancla de un navío que llega a una isla sin saber muy bien por qué. Y ahí firme, sujeta por la vida, es donde quería estar, al menos un rato, un momento, un instante de su biografía parcelada y seca.