martes, noviembre 27, 2012

Autoretrato.

Vi a su hermano cómo pagaba un café leche y vio también, sobre la mesa, un libro de amarillo Anagrama, un móvil barato, una caja de antidepresivos y una paquete de Lucky Strike. Ninguno de aquellos abalorios le correspondía en verdad. Acaso el tabaco. 

Se cruzaron lo ojos pero no se vieron. Los dos sabían dónde estaba el otro; mirada ausente con presencia extrema de sí mismo. Pasaban los cuarenta y habían dejado de lado en su vida repleta, fragorosa, infernal; las búsquedas. Ya habían localizado lo que su imaginación construyó para ellos, aquello que estaba en disposición de ser encontrado. Por eso tenían aprendida esa lección: todo lo que viniese en adelante sería una propina, una bola extra en un milloncete roto de su infancia. Los vacíos diarios, las dudas y la desazón sólo eran el pago de letras atrasadas. El futuro, aunque se presentase en forma tenuamente terrible, estaba asumido. Sabían que era el momento de descansar, de meterse hacia dentro, de acurrucarse y apagar los fulgores de la existencia.

Lo único que no descubrió fue que el cristal era un espejo.

domingo, noviembre 25, 2012

Arturo Pérez-Reverte


Me cae bien, me parece guapo. Vive. Se deja la piel y se piensa lo que dice. Se para un momento por si no encuentra la palabra adecuada y devezencuando, supongo, escribe algún párrafo bueno. Me fío de Arturo Pérez Rever aunque no lo siga, no lo lea. 

Tengo algún trastorno crónico pero hay otras patologías, además de la sexual de las que carezco. No vivo en la literatura, no conozco ese pueblo. No sé de técnicas narrativas, no hablo de autores ni paso esos segunditos de autocomplacencia criticando a algún best seller. No he leído a Cervantes ni a Shakespeare. Pero he vivido y supongo que mi pueblo es otro. Prefiero hablar, de los amigos de mis amigos, que no son los míos, de los novios ajenos y su falta de generosidad, de las novias aburridas, de los ex, de la vida que me corre por dentro, de lo que está en gerundio.

Por eso tengo ahora entre manos una botella de vino, un trozo de queso y alguna posibilidad.


jueves, noviembre 22, 2012

Termostato


Ha llegado, hoy, el bello invierno, a la hora en que se mezcla la luz de las lámparas con los restos del día, pero Glenn Gould no se ha detenido a oler un consomé en ciernes. Por eso va demasiado rápido y yo, lento, de vuelta a mi desempleo.

Está Delphine de Vigan asomada a mi balcón, entre los naranjos, en una primera persona demasiado visible, demasiado consciente de sí misma. 

Tengo enfrente el termostato, esa palabra que si no viene del griego tiene que venir del cartaginés y cuyo significado no aprendí hasta bien entrada la veintena.

Hallazgo: la pareja solo es una fórmula.

miércoles, noviembre 21, 2012

Feliz 2013


Hay una presentadora que va con los tacones en las manos disuelta entre el público cansado, con trajes horribles y poco pagado. Hay Sole Jiménez que siempre ha caíso mal y ha cantado bien. Ahora parece ua niña feliz y dulce, de París, sin grupo. Hay un director que en lugar de mandar dirige y se deja la piel y es un frontera. Hay un equipo ínfimo de currantes sin traje, con los zapatos que compré aquí abajo. Hay el Consorcio ¿quien lo iba a decir? en mi enfrente y están los pesados de Café Quijano que de repente me caen bien. Hay los nuevos: Alborán y Loreen y los desconocidos Navarro, Magán, Auryn o Gaviño. Todos malos, casi insoportobles. Estan los de siempre, insoportables también: Bertin y Dalma, Rosa y Bustamente. Estan los semibuenos de Dover y así hasta cuarenta, reaprtidos por el tiempo de un plató que quizá no pise más. Hay la gente de la española, votantes de IU, macarras y fachas, sindicalistas y coñazos, una regidora gritona y un estilista luminoso. Hay guiones por el suelo que solo interesan al principio y dos presentadores con pinta humana. Hay una cerveza a escondidas y colillas por el suelo. Hay un trabajo, un dinero, una carrera, un buen compañero y otro más, y taxis pagados y bocatas para cenar. Una bonita experiencia, ya inolvidable, un golpe de suerte, unos días felices.

Ya se ha terminado

martes, noviembre 13, 2012

Chúpate esa!

Está
la casa donde vivo
fría.

jueves, noviembre 08, 2012

Los principiantes han de aprender a deslizarse apenas sobre la materia si quieren que la materia permanezca en el nivel exacto del momento

Nabokov Cosas transparentes

martes, noviembre 06, 2012

La jota y Mari Cruz Soriano


Mi madre, como buena no viajera, es la aragonesa más nacionalista que conozco. Uno de sus argumentos para la exaltación de nuestra raza es que en Gente, el concurso que presentaba Mari Cruz Soriano hoy alcadesa de Zaragoza (¿quién lo iba a decir?)  siempre ganaba la jota. Entonces, en los años setenta,  el norte de españa estaba desflamencado por completo. El domingo pasado, el ballet clásico nacional hizo otro recorrido folklórico. Lástima de un número flamenco espeluznante porque si no, habría ganado otra vez la jota aragonesa, que todavía me envidria los ojos cuando la oigo en el extranjero. Sardana, claro, no hubo.

domingo, noviembre 04, 2012

Diálogos


Ayer, tras una hora de cardio y un par de saunas, en el sofá, a las doce, tuve la sensación de no tener absolutamente nada que hacer en todo el día. Esta sensación puede ser horible y deprimente y, también, muy placentera. Ayer fue del tipo de la segunda y, como suele ocurrir cuando se está bien, repasé el Madrid en danza, saqué buenas entradas y puse una lavadora. Y lleno de optimismo, con la sesación de nada pendiente me rebañé con Marina el Reina Sofía.

Pasó lo que siempre pasa: mientras Calder y Miró dialogan no detecto a Delvaux y confundo a Chirico con Magritte. Klee y Ernst se me escapan continuamente y solo a veces reconozco a Balthus y a Beckham. Judd y Tanguy me apasionan pero si no leo el cartelito no adivino que son ellos. Creo que Mapplethorpe es el único fotógrafo que reconozco.  Leger me deja con la boca abierta pero nunca me acuerdo. Rothko sigue siendo mi favorito. En cualquier caso no estoy dotado para exeriencias visuales como para expresiones que leo y jamás olvido. Por ejemplo, ayer en lugar de retro me encantó un cartel que decía "deliberadamente anacrónico".

Luego en el Bernabéu perdimos pero el color verde de la hierba impresiona más que el violeta de Kleim. Jamás lo olvido y siempre es más de lo que recuerdo.