viernes, noviembre 28, 2008

Hoy, en El País

Se trata de cruzar una calle y escaparse de casa y del barrio. Y luego convertir en territorio de ficción el barrio del que se ha escapado, sabiendo paradójicamente que ya nunca se volverá a él.
Vila Matas
No tengo excesivas lagunas culturales con el teatro ya que durante una época lamentable fui asiduo sin vocación, por rutina, por pedagógicas influencias, pero tampoco albergo sentimiento de culpa por haber sido tan zote como para no haber podido captar sus esencias, su sentimiento, su imperecedero arte, etcétera. Todo lo contrario que con el cine. En cualquier caso, cada vez que escucho la palabra "teatral" recuerdo demasiadas horas de aburrimiento, de no creérmelo, de no vivirlo, de no sentirlo y también algunos momentos deslumbrantes como ver y escuchar durante tres horas en un escenario a un tipo llamado Vittorio Gassman haciendo aún más gloriosos a Shakespeare, a Melville, a Pirandello.
Carlos Boyero

jueves, noviembre 27, 2008

Estoy curado

Ayer, un tal Tattwua me tumbó en una camilla. Le escuché un mensaje muy poco convincente, algo progre y bastante anticuado sobre el ser humano y la gran ciudad. Y me puse en sus manos. Sólo le dije que mi cabeza iba a gran velocidad y mi cuerpo no podía seguirle. Cerré los ojos y sentí que sus rastas cayeran sobre mi cara. Durante una hora no cruzamos palabra. Anduve gimiendo y gritando como un polvo real sin orgasmo hasta que empece a arquearme y a dibujar ochos con mi cuerpo tan orgánicos como un Barceló de los 90. En mí mismo se recolocaban caderas y sacro y, como una manguera recién encendida, me dejaba llevar en un anarquismo brutal buscando una rectitud que no existe pero que se intenta. Movimientos secos de tobillo repercutían en mis trapecios y, a través del cuello, entraban y salían corrientes de varios tipos. Cuando terminé me dijo: -tú te vas pero esto sigue. La noche fue igual y esta mañana, los mismo arcos y ochos sobre una moqueta de oficina.

Una bola de ansiedad situada entre mis dos pezones desaparece...En casa, de noche, me he emocionado con Keith Jarret y me he olvidado de dónde estaba

El profesor de yoga me ha puesto de pareja con un señor mayor. Somos los pesos pesados de la clase. El profesor de yoga me ha llamadao por mi nombre. Sí; ¡el profesor de yoga ya dice anTón! Pero esto último es lo de menos

martes, noviembre 25, 2008

Yoga

http://img.vitonica.com/2008/08/bikram%20yoga.jpg
Me estiro y vueeeeelvo, y hago la quinta del saludo al sol y vueeeelvo y miro de reojo los calcetines rojos de la que tengo en frente y vueeeelvo y estiro mientras respiro con la glotis entre restos de cuerpos humanos femeninos y sudores y abro el peeeecho y expiiiiiiro, hasta dejar el pulmon vacío y las tetas se inflan y se desiiiinflan. Entre pijamillas blancos y sencillos me rozo el pie con la enfreeeente y vueeeeelvooooo. Y dejamos descansar caderas y sacros y miro sólo un poquito a la morena y pienso si será nueva y lo mal que quedan esas miradas que hago mientras ella estiiiiira y abre el pecho y yo respiro en cuatro tiempos y me siento como un moviestar al que se le activa el bluetooth y en ese ambiente pacífico daría todo por abrazar a la de mi derecha y a cambio dejaría que cualquiera hiciera los que quisiera conmiiiiiiiigo mientras volvemos con rodilla derecha y saludo al sol. Me dejo llevaaaaar y quiero adivinar los pensamientos de la madura que se estiiiira y vuelve y no sé que pensarará ni ella ni nadie en ese canto a la sensualidad que sólo puede terminar en un erotismo que cualquier día me provovcará estigmas en cualquier parte de mi cuerpo y repiiiiito movimiento y el jueves vueeeeelvo.

Cuestión de interruptores

He pensado lo que piensa un hombre en toda su vida, pero he movido mi cuerpo la mitad que él. La cabeza quiere más pero su cuerpo no le deja.
Como Javier, estoy perdiendo memoria. Él se la deja en las maratones; yo, probablemente, en los bares, que, como dice Marcos, están llenos de falta de amor.
En la mesa de enfrente dos chicas toman sendos cosmopolitans. Se han puesto muy guapas. Ellas creen que para gustar a los chicos. Pero se visten así para seducirse la una a la otra.
Nada tan cierto como la insignificancia del término pija. Me gustan las pijas; es mi mayor certeza.
Hoy he debutado en el sector tintorería. El dato no es baladí.

miércoles, noviembre 19, 2008

Sputnik, mi amor



A los veintidós años, en primavera, Sumire se enamoró por primera vez. Fue un amor violento como un tornado que barre en línea recta una vasta llanura. Un amor que lo derribó todo a su paso, que lo succionó todo hacia el cielo en su torbellino, que lo descuartizó todo en un arranque de locura, que lo machacó todo por completo. Y, sin que su furia amainara un ápice, barrió el océano, arrasó sin misericordia las ruinas de Angkaror Vat, calcinó con su fuego las selvas de la India repletas de manadas de desafortuinados tigres y, convertido en tempestad de arena del desierto persa, sepultó alguna exótica ciudad amurallada. Fue un amor glorioso, monumental. La persona de quien Sumire se enamoró era diecisiete años mayor que ella, estaba casada. Y debo añadir que era una mujer. Aquí empezó todo y aquí acabó (casi) todo.

lunes, noviembre 17, 2008

Me cairo






Para descansar, de paso construirme el pasado, mirar y ser mirado, me voy a fumar a gusto a mitad de camino entre África y el Islam, con un ángel en la mochila, a bañarme en los sonidos del backgamon entre vendedores ambulantes que quieren embaucarte como lo hacen con las cincuentonas rusas, según dicen, y secarme en las hamacas de rayas de otra época. Y entre piedras que no sobrecogen, al fin, descanso de mí, del enviroment madrileño, de la sed y del empacho, para distinguir entre la soledad y la lluvia.

En el Cairo te pican los ojos por la contaminación y huele regular, pero no a pobreza, y hay oficiales de blanco que custodian oficinas postales, dulces bocinas de coches tan viejos como el mío y rascacielos alejado cortésmente del río Nilo. Pañuelos, esencias y especias, basura, burdeles, lascivia oriental, edificios comunistas, ritmo.

En una generosa ensalada creativa nos revolvemos los viajeros dando nuestro mejor sabor poco antes de salir a comprar unos souvenirs que no necesitamos.

Murakami me da vida y me humaniza. Daría mucho por ser humano y no una peonza que gira sobre neurosis de madrugada y matinal sobre la inteligencia peor entendida

jueves, noviembre 06, 2008

gárgara dijo

...El príncipe fue proclamado emperador. El mismo día se casó con la princesa. Se celebraron grandes fiestas. Quince días permaneció Pinocho en Pekín, siendo agasajado y festejado por todo el mundo. El emperador le había tomado tanto cariño ... pero Pinocho comprendió que su misión había terminado y que debía regresar a España para emprender nuevas empresas...Chun Kin V le regaló, en prueba de su amistad, un precioso biombo. Cuando Pinocho volvió a Madrid y referió sus aventuras a los amigos, estos se burlaron de él, diciendo que todo lo que contaba era un cuento chino y que el biombo lo había comprado en el Rastro. Pero Pinocho sonreía con desdén porque sabía que en todo tiempo el genio ha sido incomprendido.

fragmento de "Pinocho en la China" de la Ed. Saturnino Calleja, Madrid 1932

miércoles, noviembre 05, 2008

Un cuento chino

Director de programas, audiencia, audímetro, entrevista, opinión, mediático, ejecutivo, productor ejecutivo, director de antena, formato, programa, Mercedes Milá, tendencias, Cannes, curva, producción, los buenos profesionales, guionistas, contenidos, puestos intermedios, creativos, coordinación, las tormentas de ideas, directores de contenidos, Sardá, el talento, la TDT, el apagón, trabajode pizarra, escaletas y guiones. Cuentos chinos.

martes, noviembre 04, 2008

En el centro del vacío hay otra fiesta

http://www.elpais.com/recorte/20070901elpbabese_3/LCO340/Ies/Enrique_Vila-Matas_visto_Loredano.jpg
En la desigual batalla que los hombres libran con la vida, esta última se cobra una venganza suave, a veces injusta, siempre interesante. Otras veces, en cambio, te subes a un avión y te vas a bañar al Nilo un día cualquiera de noviembre, poco después de una clase de yoga, y de hacerte una ensalada de berros y de leer a Vila-Matas, que derrocha literatura por fuera y algo de trampa por dentro, y te hace pensar cosas como estas y copiar versos como los del título de este post. Y también -con el evocar como arma infalible-, te anima no romper el lápiz.

Cuando María, una mujer a la que realmente amé y me cambió por otro, me cambió, me regaló
Los muertos de Joyce. No recuerdo nada de aquel cuento pero Vila Matas me refresca el final: De nuevo nevaba. Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos.

Tampoco entiendo a mis amigos, pero mientras comía en la neo Malasaña viejo-moderna con uno de ellos disfruté de la amistad mientras dos camareras salidas de una novela de Miguel Delibes, buscaban y evitaban a la vez, algo en nuestras miradas.